Hemos empleado varias veces en nuestros escritos el oxímoron “el silencio atronador”. Y lo seguimos empleando por lo que vamos a ver a continuación.
En Irán se están asesinando a todo tipo de personas
por motivos religiosos, como por ejemplo llevar mal puesto el velo, o dejar a
la vista una porción del pelo. Otra mujer de profesión abogada, está más tiempo
en la cárcel que en libertad por el mero hecho de defender la libertad y los
derechos humanos de aquel país. Ni qué decir tiene que cuando les interesa
aplican la pena de muerte y nadie rechista, aunque muchas personas ante estas
monstruosidades huyen al extranjero, con la consiguiente pena de dejar
familiares, amigos, etc.
Toda manifestación y protesta en las que participen
mujeres, se liquidan con muertes, detenciones, encarcelamientos, etc. Ni qué
decir tiene que los testimonios y denuncias de los hombres, aunque sean
mentiras, son creíbles, mientras que los de las mujeres, aunque sean
verdaderos, ni se creen.
La situación en aquel país es demencial: si se pide
libertad, cárcel inmediata; si se pide que haya derechos humanos y respeto, la
tortura está servida; las personas que piensan distintamente, se les prohíbe el
acceso a varios sitios, como por ejemplo, a la universidad ¡No digamos ya nada
si se tienen diferentes pensamientos religiosos!
¿Y qué dicen las personas de la internacional de la
mentira, del odio y del terror, amén de las feministas? Pues como siempre,
silencio atronador. Para esta camándula tiene más importancia que una niña de
16 años pueda abortar, sin saberlo sus padres, o que haya relaciones sexuales
entre niños, niñas y “niñes”. Así son de degenerados y de cobardes.
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