Volvemos otra vez al “ente” . . . ya saben, a la tele-porquería, que es el nuevo modelo de televisión que tenemos hoy en nuestra Patria.
Los niveles de incultura de la gente que aparece por el “ente” son dignos del Guinness. Por otra parte, el “reality show”, que es el espectáculo de las desgracias del prójimo, tiene tal aceptación que, de verdad, nos da pena comprobar el grado de inteligencia y cultura del “pueblo soberano” que ve los programas más cutres y chabacanos.
Los detritus de nuestra sociedad actual, se emplean como elementos para
distraer y para adquirir "kurtura", deformando la realidad social de
tal manera que, para muchas personas, la tele-porquería constituye el último
dictamen sobre algo: “es que lo dijo la televisión”. Lo dijo Blas, punto
redondo.
Aparte de todo esto, el “ente” es una refinería de mentiras que constituye una
falta de consideración y respeto hacia los telespectadores, aunque en muchos de
ellos su capacidad pensante sea prácticamente nula, ya que tragan todo lo que
se les eche.
No existe función pedagógica alguna: el espectro de la programación es
lamentabilísimo, ya que se “ciñe a los índices de audiencia”.
Resumiendo: la tele-porquería tiene poca dignidad y poca altura intelectual, y
sí mucha intencionalidad política como en los países de regímenes totalitarios.
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