Como decíamos en la anterior entrega, en ésta seguiremos viendo algo sobre el tema, recordando una frase del gran político, filósofo y orador romano Marco Tulio Cicerón, frase dicha hace más de 2.000 años. Vamos a ver algo sobre los domesticadores y domadores del “pueblo soberano”.
Cuando un politicastro ve que no convence con
“razonamientos” al rebaño que le escucha, recurre a los complementos de la
prédica, ya sean gestos con los brazos, con la cara, enojándose subiendo el
tono de voz, riéndose y llorando en alguna ocasión, e incluso soltando tacos.
Marco Tulio Cicerón se daba cuenta de todo esto, y decía:
“Actio quae motu corporis, quae gestus, quae voltu, quae vocis confirmatione ac varietate moderanda est”, que quiere decir que una acción debe ser controlada por el movimiento del cuerpo, los gestos, el semblante, la confirmación y variedad de la voz.
Hay
politicastros “oradores” (no piensen que rezan), que se dan cuenta que la
gesticulación muchas veces vale más de lo que se dice, consiguiendo que el
sermón encante al auditorio concurrente. Ahí están, por poner un par de
ejemplos, los sermones de Lenin y de Fidel Castro, llegando éste a estar ¡7 horas seguidas! parlando, todo un record digno del
Guinness.
Otra
cosa que usan estos parlanchines es el modo de vestir, ya que muchas veces van
descamisados y otras con corbatas que no apeaban, como Lenin, Carrillo, José Díaz, etc.
En fin,
todo esto que estamos viendo, amén de otras cosas, apasiona, entusiasma,
emociona, electriza, amansa y subyuga al “pueblo soberano”.
Continuará.
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