Como decíamos en la anterior entrega, la labor de captación del domador sobre la masa es enorme, quedando ésta totalmente fascinada y emocionada. Lo curioso de esto es que tal fascinación y emoción solamente tiene lugar cuando las personas están inmersas en una multitud, no ocurriendo lo mismo cuando las personas están solas o aisladas. La psicología colectiva enseña y demuestra que la capacidad y aptitud emotivas de la persona que está integrada en una aglomeración, muchedumbre, concurrencia, masa, etc, aumenta de forma espectacular.
Esto sucede, como está sobradamente demostrado, por
dos asuntos:
a).- Porque, por una parte, la masa pierde el poder de
la censura, del reproche, de la crítica, etc, pero sin embargo salen a relucir
las corazonadas, los impulsos, los instintos, etc.
y b).- Porque en la citada masa aparece la propagación
afectuosa, cordial y tierna de las emociones, de los entusiasmos, de las
euforias, de las alegrías, etc, asuntos estos que pasan de unas personas a
otras como un reguero de pólvora.
Otro asunto importante del domador de masas es el
gesto, que es un mecanismo, un dispositivo, un artilugio, un utensilio, etc,
que alienta, excita, difunde, transmite y propaga la emoción en las masas,
llegando al extremo de que tal gesto puede llegar a convertirse en un auténtico
opresor, en un déspota, en un dictador, en un tirano, etc, de las masas.
Un gesto puede transmitir y crear una emoción, dando
lugar a actos que tienen que ver con dicha emoción. Pero lo peor del asunto es
que si se repite varias veces el gesto, el asunto pasa a ser una actuación, una
guía, una conducta, un comportamiento, etc, con lo cual la domesticación ha
conseguido sus objetivos. La hipnosis colectiva ha aparecido, lo que trae como
resultado la desaparición de la disciplina, de la personalidad, del
temperamento, de la individualidad, de la idiosincrasia, de la originalidad,
etc. Como ejemplos de gestos podemos poner el de la mano en alto de los romanos,
o el del puño cerrado de sociatas y “comuniatas”, representantes de una
ideología, sino también de emoción colectiva que muchas veces termina con actos
vandálicos.
En la próxima entrega comentaremos algo de lo que
opinan estos “internacionalistas” sobre la prensa y la cultura, para muchos de
ellos “kurtura”
Continuará.
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