Prácticamente nadie habla del comunismo chino. Como hay que “recuperar la memoria democrática” de su “Sanchidad”, vamos a ello.
Cuando en 1954 el comunismo se instaló en China con la
llegada de Mao Tse Tung, comenzaron allí los genocidios, los asesinatos, las
torturas, las ejecuciones, las liquidaciones, etc, es decir, persecución y
desaparición de la libertad, así como de los derechos humanos.
Los que ya peinamos canas nos acordamos perfectamente
de la “Revolución cultural” de Mao, que comenzó en mayo de 1966, durando hasta
1977. Este movimiento empezó porque Mao decía que individuos burgueses
acomodados habían penetrado en el gobierno y también en la sociedad. Una de las
monsergas de siempre del comunismo.
Estas matanzas continuaron posteriormente. Como
paradigma se puede relatar lo ocurrido en 1.989 en la Plaza de Tiananmen, en la
que el gobierno chino asesinó a miles de estudiantes por el mero hecho de
discrepar del sistema comunista, asesinatos que se hacían “en nombre del
estado y del bien de la patria”. (A la “nomenklatura” comunista, cuando le
interesa usa el vocablo patria, olvidándose de que son “internacionalistas”,
como decía un pedante marxista infumable. Así son de cínicos).
Como ya está sobradamente demostrado, el sistema
comunista, que es una verdadera ruina económica y un criadero de hambre, amén
de otras terribles cosas, en 1991 desapareció, a pesar de que quedan por ahí
media docena de naciones con este sistema cuya población las está pasando
canutas. En dicho año 1991, el líder chino Xiaoping cambió el asunto y China
entró en el club de las “amistades” capitalistas.
A partir de este momento, China comenzó a crear
empresas “multinacionales” controladas por el estado, empezando la competición
en varios asuntos, como por ejemplo, la creación de muchos restaurantes, hoy
prácticamente desaparecidos por la basura de su comida; se empezó a fabricar
vestimenta de todo tipo, incluso a fabricar artefactos eléctricos y todo el
montón de cosas que se ven en sus tiendas.
De esta manera, los productos chinos empezaron a invadir
el mercado fabril, ya que dichos productos eran más baratos porque no tenían ni
precio, ni valor ni coste de producción. Sin comentarios.
El tema siguió siendo exactamente igual, pues el
sistema controla todo lo habido y por haber: desde las personas, pasando por
las empresas, hasta las ganancias, provechos y beneficios.
Recomendamos leer los comentarios sobre los libros “Mao:
la historia desconocida”, “El libro negro del comunismo” y “El libro
rojo de los mártires chinos”, comentarios insertados en este blog. Dichos
libros demuestran que Mao fue el mayor genocida de la historia de la Humanidad,
ya que 70 millones de víctimas le contemplan. Sería como asesinar a toda la
población de España, o a toda la de Francia, o a toda la de Inglaterra, por
ejemplo.
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