Como ya hemos dicho varias veces en este blog, el gran filósofo D. Gustavo Bueno decía en una charla en el Club de Prensa del diario “La Nueva España”, que si no se elegían con precisión las palabras para hablar o definir algo, lo que se haría serían “ruidos con la boca”. Pues bien, esto es lo que está ocurriendo en las redes sociales, que tal parece que son auténticas redes para capturar mentes y convertirlas en adeptas adictas.
La sarta de mentiras que se ven y se oyen a través de
dichas redes, son una auténtica manipulación del lenguaje con el objeto, entre
otras cosas, de confundir al “pueblo soberano” no solamente en asuntos y temas
políticos, sino también en otros de carácter trascendental. Para eso está el "consenso", oiga, que es el que
impera.
La razón hay que desterrarla porque molesta
y estorba. Y ya sabemos que en ausencia
de razón, la barbarie campará por sus respetos, porque enseguida aparecerán los
“analistas” para dar todo tipo de explicaciones y despejar las dudas, lanzando
soflamas en las redes y en los medios de confusión, no de comunicación, y lo
que es peor, lanzando también todo el detritus e inmundicia “intelectual” con
el objeto, como ya se ha dicho, de confundir a la gente.
En las redes se ve todo esto y mucho más.
Subliminalmente se transmite que todo el mundo está conectado y que esto, claro
está, va en beneficios de “todos”, aunque se transmitan datos faltos, mentiras,
omisiones, tergiversaciones, insultos, etc, etc, que el “pueblo soberano”,
ignorante y estulto, cree a pies juntillas. El sofisma “ad verecundiam” (lo
dijo Blas, punto redondo), campa por sus respetos en esta impresentable España.
Claro que muchas veces estas redes también
persiguen que la gente se entretenga con chorrada tras chorrada y con basura,
lo que hace que no se piense en asuntos y cosas importantes. Las chorradas y la
basura son una poderosa fuente de energía.
Y como ya se sabe, estos “redesocialeros” en
el poder se aprovechan ahora para sembrar el odio, la mentira, la inquina, el
insulto, etc.
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