Como decíamos en el anterior artículo, en este último, y trasladándonos a los “tiempos modernos”, vemos como toda esta doctrina positiva que hemos visto a los largo de estas entregas, se ha convertido en doctrina negativa con la reforma laicista de la educación, la supresión de la Religión cristiana en la escuela, y sólo de la cristiana, marxismo y ateísmo en la formación de jóvenes, etc, etc.
Todas las virtudes intelectuales y morales, tanto del
orden natural como del sobrenatural, han sido borradas por los de la internacional de la mentira,
del odio y del rencor, trayendo como consecuencia la versión marxista de las
cosas, inculcando un resentimiento que, de forma oficial, se imparte en los
centros públicos, ya sean colegios o universidades.
Quizá el asunto más grave sea el de que, precisamente
los que no saben ni han querido, ni quieren, someterse a una disciplina para
aprender, sean revestidos de una fingida autoridad para mandar, dirigir,
ordenar y enseñar. El resultado ya sabemos cuál ha sido: una juventud estulta e
ignorante.
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