Como ya saben, los de la internacional de la mentira, del odio y del terror usan, amén del populismo, de la demagogia, de la falacia y de la logomaquia, todo tipo de sofismas, principalmente el “ad verecundiam” (lo dijo Blas, punto redondo), para defender la doctrina marxista-leninista. Como lo dijo Marx, Lenin, Engels, Mao, Fidel Castro, etc, etc, el asunto ya no tiene discusión. Así son de demócratas, o mejor dicho, de “memócratas”.
¿Cómo es posible creer en una doctrina, que no
ideología, como la marxista, cuyos defensores fanáticos, fanáticas y
“fanátiques”, con la mente obnubilada y cegada por la pasión y la devoción, la
consideran como la única doctrina capaz de liberar a la Humanidad (“el
porvenir radiante de la Humanidad”) de todos los males habidos y por haber?
¿Cómo es posible que se pueda creer en una doctrina
que solamente considera a la persona por lo que produce y consume y que todo lo
espera del Estado? Los crímenes, el terror, la represión, las hambrunas, etc,
no cuentan para nada.
¿Cómo se puede creer en una doctrina “superior”, que
tiene la condición de “científica”, que niega las creencias personales y las
prácticas individuales, subordinando la persona a la colectividad?
¿Cómo se puede creer en una doctrina que trasgrede y
quebranta los más derechos elementales y fundamentales de la persona, pues no
admite ningún tipo de libertades, ya sean políticas, religiosas, sociales, económicas,
etc? ¿Acaso se puede estar de acuerdo con esta doctrina que identifica y
hermana al disidente y discrepante con el enemigo?
¿Cómo es posible estar de acuerdo con una doctrina que
persiste en la mentira, en la farsa, en la falsedad, en el fingimiento, en el
engaño, en el embeleco, etc, y que como dice el ex marxista Jean François Revel
en su obra "La gran mascarada”, Ediciones Taurus, 2000, página 10 ( I ), tiene “una inveterada deshonestidad en las
relaciones con lo verdadero, secuela de la educación totalitaria del
pensamiento”?
¿Cómo es posible creer en una doctrina sectaria que se
considera moral e intelectualmente superior a las demás pues, entre otras
cosas, deslegitima, ataca y arremete a todas horas contra toda opción política
distinta, impidiendo con esto la alternancia y cambio en el poder, por muchos
que hablen de “democracia”, “tolerancia”, “respeto”, “libertad”, etc ?
¿Cómo es posible creer en esta doctrina que es
considerada poco menos como una reliquia, que muestra un caparazón emocional y
apasionado, amén de exhibir una resistencia total, absoluta y despótica contra
todo lo que suponga contrastar y discrepar a través de otras ideas y opciones?
¿Cómo es posible creer en esta doctrina que, a pesar
de que la realidad y la Historia demostraron que es inútil e inservible, aún
cuenta con voluntarios y mercenarios para defenderla, amén de considerar al
“otro” como incapaz, inepto, incompetente, etc?
En fin, no es posible creer en una doctrina en la que
hay mucho hipócrita que, por conveniencia, utilidad o provecho, o por “estar de
moda”, aceptan sus principios y manuales, negándolos después con su “modus
vivendi”. Ahí están varios “artiscejos” y algún que otro marqués.
( I ).- Este libro lo tenemos comentado en este
blog con fechas 1, 4 y 6 de febrero de 2.017.
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