Como ya saben, comunistas y socialistas propusieron en su día la retirada del Crucifijo de las escuelas para hacer desaparecer toda referencia cristiana en la sociedad, en nombre de un laicismo anticonstitucional.
Tal retirada
es una antigua práctica del anticlericalismo izquierdista en nuestra nación. Un
determinado diputado socialista nacional, argumentó en cierta ocasión que "la retirada de todos los
símbolos religiosos en los centros públicos debería ser una actuación de oficio
sin esperar a que llegue una queja o denuncia por aquellas personas que no se
sientan cómodas o que no quieren que sus hijos estudien con este tipo de
símbolos confesionales".
Quieren
regresar a la II República : "España
ha dejado de ser católica" ¿Se
acuerdan? Y después “Paz, piedad y
perdón”.
Por aquel
entonces, concretamente el 14 de enero de 1932, el Director de Enseñanza,
Rodolfo Llopis, emitió una circular en la que ordenaba la inmediata retirada de
los crucifijos de todas las escuelas. Las protestas fueron numerosas.
Destacamos la del intelectual D. Miguel de Unamuno:
“La
presencia del crucifijo en las escuelas no ofende a ningún sentimiento ni aun a
los de los racionalistas y ateos; y el quitarlo ofende al sentimiento popular
hasta el de los que carecen de creencias confesionales. ¿Qué se va a poner
donde estaba el tradicional Cristo agonizante? ¿Una hoz y un martillo? ¿Un
compás y una escuadra. O ¿qué otro emblema confesional? Porque hay que decirlo
claro y de ello tendremos que ocuparnos: la campaña es de origen confesional.
Claro de confesión anticatólica y anticristiana. Porque lo de neutralidad es
una engañifa”.
Como no podía ser de otra
manera, el odio a la religión cristiana sigue en estos precisos momentos. Ahí
tenemos a los comunistas de Podemos con sus lemas y slóganes: "Voy a Misa, pero a quemar la
iglesia"; "Voy a
misa a reírme de los putos católicos de mierda. Sois basura todos los que
acudís a los mítines clericales"; "Voy
a misa para quemar curas de mierda y mearme sobre ellos", etc, etc.
Todo esto se puede leer en las redes sociales. Como pueden ver, estos sujetos
consideran a las personas que somos cristianas como seres despreciables que hay
que matar.
¿Y qué hace el gobierno, al que todos estamos manteniendo, para protegernos
ante estas brutalidades? Pues nada. Su silencio es propio de gente
incalificable.
Y como hay que “recuperar la memoria histórica”, en el verano de 2016 en la
parroquia de Narón (La Coruña), fueron incendiadas dos iglesias. Curiosamente,
el pleno municipal de tal sitio, que había condenado la islamofobia, se negó a
firmar y a aprobar una simple moción de censura por el incendio de dichas
iglesias. Sin comentarios.
Seguro que estarán pensando lo valientes que son estos
cristianófobos ¿Por qué no dicen "Voy
a la mezquita, pero para quemarla?, o "Voy
a la mezquita de los putos musulmanes de mierda", por ejemplo? La
respuesta la sabemos todos: serían lapidados, ahorcados, etc, etc.
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