Y continuamos ilustrando al doctor Sancheznstein animándole a que lea los libros mencionados en la primera entrega, en la que decíamos que en una serie de ellas íbamos a ver lo que dicen esos libros, amén de ciertos periódicos de la época tales como “Mundo Obrero”, “El Socialista”, “El Debate”, “La traka”, etc.
En
el libro siguiente que relacionamos en la primera entrega intitulado “El oro de
Negrín”, escrito también por el anarquista Francisco Olaya Morales, en
las página 16 y 17, nos cuenta Olaya dónde se contaron las cajas de oro
llevadas a la URSS, así como otros envíos:
“Los
agentes rusos, según el general Orlov, contabilizaron 7.900 cajas; el recuento
y peso del contenido de las cajas se hizo en Moscú, pero no en España; la casi
totalidad del oro enviado estaba compuesto por monedas de oro antiguas, cuyo
valor superaba largamente el de su peso.
De
otra parte, convendría saber cuál fue la cantidad exacta del oro enviado a
Moscú, puesto que hoy podemos documentar que además hubo otros envíos
posteriores, a saber: el 14 de febrero de 1937, las autoridades turcas
descubrieron en el puerto de Estambul que el barco español ‘Andust Mendi’, que
se dirigía a Odesa, llevaba una carga de cajas de oro y, el capitán del vapor
‘Latymer’, en noviembre de 1938, declaró a las griegas un cargamento de ‘plomo argentífero’; el comunista
austríaco, Sigmund Rot, hizo varios transportes de maletas de monedas de oro
entre España y Praga, con destino a Moscú; según el dirigente comunista
francés, Dominique Desanti, el barco
‘Cap Pinéde’ desembarcó en Port Vendress un cargamento de oro y joyas y un
vagón de ferrocarril fue agregado en Francia
al transporte ferroviario de armamento que se devolvía a la URSS; el
comunista Domingo Hungría sacó de Figueras dos camiones de oro y joyas, el
comunista Villasantes, un camión, y el comandante Manolo, del batallón especial
de Líster, cuatro camiones y, aún están por aclarar otras partidas de bienes,
productos y oro enviados a Moscú, además del
destino que se dio a los depósitos que Negrín tenía en el Banco ruso de Londres
o los de las cuentas que tenía abiertas en el Banco ruso de París. Además,
habría que tener en cuenta el valor de los saldos que las URSS tenía pendientes
con Campsa-Gentibus, CEA y otros organismos, los ocho millones de dólares en
que estaban valorados los barcos españoles incautados por orden de Stalin, y
las sumas entregadas a agentes rusos y comunistas al servicio de la GPU para la
construcción de empresas
navieras,
y otras a que me refiero al final de mi carta Dolors Genovés, publicada como
apéndice nº1 en mi libro ‘La gran estafa’ ”.
¿Era este el “vínculo luminoso de
nuestro pasado”, doctor? Si usted se cree esto que dice, como le decíamos
en la anterior entrega estará de acuerdo con el desvalijamiento de sus
propiedades, así como de las de los marqueses de Galapagar ¿no?
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