domingo, 25 de abril de 2021

Debate plano


 El nivel habitual al que nos tienen acostumbrados nuestros políticos se vio reflejado ayer en sus intervenciones en el tan esperado debate ante las próximas elecciones a la Comunidad de Madrid: nada nuevo bajo el sol, podríamos decir. Ni un asomo de novedad ni de ideas inéditas. Cada uno de los candidatos se dedicó a repetir lo que día tras día les venimos oyendo. Una vez más la mentira estuvo presente en las intervenciones de los representantes de la izquierda a la que la otra parte procuró responder quizá con escaso entusiasmo y poca contundencia.

El señor Iglesias, otrora paladín indignado, juez y pretendido verdugo de la oligarquía capitalista y fascista, dejó una gran parte de su credibilidad y liderazgo en el camino de una inoportuna mudanza a mansiones señoriales. Su intención de comerse al PSOE y erigirse en máximo representante de la izquierda española, apoyado según los expertos por una torpe iniciativa del PP de Rajoy y Santamaría, se está diluyendo poco a poco facilitada también por una lucha entre pillos en la que en la actualidad lleva el papel de perdedor. Su actuación en el debate en un tono más suave y poco agresivo que el que acostumbra, se limitó a una lectura de cifras absolutas, olvidándose por cierto de la proporcionalidad y de los porcentajes, sin determinar las fuentes ni fechas de los datos expuestos y con la consiguiente poca credibilidad que encierran los números manejados a voluntad y de forma tendenciosa y partidista.

 El reverendo señor Gabilondo recitó obedientemente el discurso que traería impuesto y que sonó por ello a falto de sinceridad, con muy poco contenido, resultando su intervención soporífera y, totalmente ineficaz según mi opinión para los fines pretendidos. Se ve a este hombre, claramente incómodo y con una falta absoluta de entusiasmo en el papel que le han adjudicado. De todas formas es encomiable su obediente aceptación de semejante encargo. Suerte tiene que el PSOE contará siempre con sus votantes habituales en los que no suelen influir las actuaciones de sus candidatos y entre los que suelen primar las siglas.

 En cuanto a la señora médico, madre y falsa doctora Mónica García, opino que no se le puede pedir más de lo que hizo. Empezó con fuerza su intervención para mostrar dureza y solidez pero fue de más a menos al no contar con argumentos ni propuestas útiles y se perdió también con las cifras o gráficos mal y torticeramente expuestos e interpretados. Su pretendido quizá emotivo y espontáneo final dedicado a sus hijos no resultó demasiado adecuado al momento. Hueco y demasiado previsto.

A mí particularmente no me disgustó la intervención del representante de Ciudadanos, señor Val, que aparecía como miembro emergente o superviviente de un grupo al que todos dan por extinguido. Elevó el nivel dialéctico pues tiene ideas y las expresa con soltura, conocimiento, buen humor y también, eso sí con un entusiasmo digno de mejor causa, pero la realidad, implacable, castiga la torpeza e inoportunidad de las cabezas dirigentes, condenándolas a pagar su merecido tributo y en este caso, me temo resulten inútiles los esfuerzos de don Edmundo en el debate en el que al menos, salvó la imagen de náufrago que le adjudicaba la opinión pública.

 Doña Rocío Monasterio es un valor muy sólido dentro del partido VOX. Su talante sosegado, tranquilo y su facilidad para expresarse con serena claridad, acompañan siempre sus intervenciones en las que nunca pierde la calma y termina finalmente expresando lo que pretende sin que la alteren las interrupciones a la contra. No aportó grandes novedades ni sorpresas pero demostró una vez más que su partido no encierra las ideas de radicalidad y extremismo que se le atribuyen, e hizo patente que puede llegar a tener un importante papel en el futuro de la comunidad madrileña.

 

Tampoco podemos decir nada nuevo ni sobresaliente de doña Isabel Díaz Ayuso en cuanto a su intervención en el debate. Lo nuevo y sobresaliente ya lo ha hecho y viene haciéndolo a diario en la práctica y ahí reside su sólida carta de presentación. Su figura sobresale mucho más en las ideas y los hechos que en la palabra, aunque no por eso deja de ser aceptable y ágil dialéctica. Ayer dejó escapar alguna oportunidad de callar bocas con datos, pero lo cierto es que tenía el papel más difícil y delicado al ser la responsable de la convocatoria de las elecciones y era la pieza a batir y abatir desde los demás frentes. Repito, tal vez le faltó en algún momento un poco más de serenidad y templanza pero repito también que era la que lo tenía más difícil y con mayores posibilidades de perder. Con todo, mantuvo el tipo y no parece que haya sufrido mella en sus posibilidades electorales.

 Resumo con el título y mi opinión particular: debate plano de muy poca transcendencia en cuanto a la intención de voto para el próximo 4 de Mayo.

 Francisco Alonso-Graña del Valle

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