Ya hemos comentado varias veces los disparates de los
jóvenes estudiantes, cuando les preguntaban algo sobre diversos temas. También
hemos insertado verdaderas bestialidades pronunciadas por “famosos” y “famosas”. Ahora lo que vamos a comentar es
sobre las brutalidades, que no disparates, de maestros y enseñantes, mostrando
una necedad y una estupidez sin límites.
Como es sabido, en los tiempos del “gonzalismo” y del
“zapaterismo”, los mass-media más ad hoc del sistema y de lo políticamente
correcto, nos bombardeaban, y aún bombardean ahora en tiempos del “sanchismo”,
con lo de la incultura de los jóvenes en “tiempos pasados”. Sin embargo, y gracias precisamente a tantos
y tantos programas de educación que se han puesto en marcha desde aquellos
tiempos, se han establecidos nuevos records en desconocimiento e incultura
dignos del Guinness. Los educandos de
los tiempos del “gonzalismo”, son los educadores de hoy, auténticos cenutrios y
ágrafos.
Como corroboración de esto, ahí tenemos las noticias
que nos dicen que nuestros estudiantes son los peores preparados de Europa, a
pesar de los “esfuerzos” del Bobo Solemne con aquello de “un ordenador por alumno” (¿se acuerdan?) y demás estupideces.
Estos educadores de hoy, algunos con “master” y todo,
son de lo más indocumentado que uno se pueda imaginar. Y que nadie piense que
estamos insultando. Lo que estamos haciendo es calificando.
Suponemos que se acordarán de lo que en su día apareció
en la prensa, y también en la telebasura, sobre la definición que daban algunos
de estos ágrafos y cenutrios sobre la palabra gallina, diciendo que era
un animalito “mamífero”. O también que los ríos Ebro y Guadalquivir
pasan por Madrid, y que Badajoz y Albacete pertenecen a Andalucía. Y para no
quedar mal, y pasando al terreno de la Gramática, escriben Navarra con “b”,
oiga.
Y como no podía ser de otra manera, el asunto, como
recordarán también, trascendió en su día al terreno político, ya que estos
“maestros” protestaban y se quejaban de que en la Comunidad de Madrid se exigía
dar más valor a las notas y no a los años de “experiencia”. Claro que si en
Madrid gobernase en aquella época otra “opción” política (ustedes ya nos
entienden), tales quejas y protestas brillarían por su ausencia.
Dichas protestas y quejas fueron apoyadas, obviamente,
por los sindicaleros habituales, que exigían “enseñanza de calidad”, que es la que ellos dan, estimulan y
patrocinan.
Dicha “enseñanza de calidad” se ve actualmente.
A una veinteañera ni-ni-ni-ni (ni trabaja, ni estudia, ni quiere, ni lo intenta), con la que hablamos de vez en cuando, que
dice que vota a “Podemos” porque quiere comprarse un coche “Mercedes”, le
preguntamos que si sabía lo que iba a hacer Pablo Iglesias con la Deuda
Pública. Aparte de no saberlo, no sabía qué era tal Deuda Pública. Pero votamos, oiga.
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