No cabe duda de que las personas en general, y los jóvenes en particular, se encuentran fuertemente adoctrinados, siendo lo peor del asunto el que no se den cuenta de esta circunstancia. Y tal adoctrinamiento no está basado en lo que podríamos llamar la doctrina positiva, fundamentada en principios y valores éticos, morales y religiosos, sino en la doctrina negativa desencadenada por el marxismo-leninismo, que se ha valido de sus tácticas y técnicas terribles, así como de sus armas dialécticas para conseguir sus fines, fines que no se han logrado y que han demostrado la inviabilidad de esta doctrina. Sin embargo, el mal sigue ahí campando por sus respetos.
Esto le importa un bledo, dos cominos y tres dídimos a
este incalificable gobierno que tenemos en estos momentos en España. Y no le
importa porque no quieren defender lo que verdaderamente hay que defender y
combatir.
Lo primero que habría que hacer, bajo nuestra modesta
opinión, era formar una conciencia firme basada en la doctrina occidental y
cristiana con el objeto de evitar equivocaciones y confusiones, que traerían, y
traen, desviaciones “ideológicas” que rompen, quiebran y debilitan la unidad,
circunstancias estas que son aprovechadas, promovidas y utilizadas por ya
sabemos quién en la educación, en la economía, en el derecho, en la cultura, en
la política, en las leyes, etc, etc. Ahí tenemos la reforma laicista que se ha
llevado a cabo en España durante estos últimos años; descristianización de la
sociedad; laicismo y marxismo por doquier; desaparición del Bien Común como
objetivo incuestionable, sustituyéndolo por el individual, particular,
principalmente de partido o de casta política.
Mientras no estemos en posesión de la doctrina
positiva, el confusionismo ideológico, hábilmente sembrado, seguirá
campando por sus respetos y avanzando
impunemente por dentro de "los muros de la Patria mía".
Continuará.
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