Efectivamente tiene razón Pablo Iglesias Turrión cuando dijo que en España no hay una situación de “normalidad democrática”. Y no la hay porque su partido, entre otras cosas, es claramente antisistema. Y tampoco la hay cuando un partido legal como VOX es agredido violentamente, agresión que es aplaudida por su partido. Tampoco la hay por mor de las mentiras y montajes escénicos que se ven tanto en la telebasura como en las redes sociales.
Lo que priva es que los “mass-media” más ad hoc al sistema, lo
favorezcan y ayuden electoralmente. Y así pasa lo que pasa: el encono, el odio,
el rencor, la tirria, la increpación, la reprimenda, la represión, etc, etc,
entre periodistas, políticos y demás lameculos del sistema, están a la orden
del día en esta impresentable España.
Por otra parte, tampoco hay “normalidad democrática” cuando en
vez de explicar algo con argumentos convincentes, se recurre al insulto, al
agravio, a la injuria, a la descalificación, a la ofensa, al ultraje, a la
ridiculización, etc, faltando al más mínimo respeto.
Y terminamos: no puede haber “normalidad democrática” cuando se
intenta y se pretende impedir la comunicación entre los españoles. Ahí está la
ley Celaá, con su guerra declarada a nuestro idioma.
En fin, lo que sí tenemos en estos momentos es “subnormalidad
democrática”.
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