Hay que combatir al cristianismo. Esto lo tienen en el frontispicio tanto socialistas como comunistas. Los de la “Z”, es decir, los “zetapedos” y los “zerolitos” lo tuvieron bien claro en su día. Los de la “P”, es decir, los “podemitas”, también lo tienen bien claro en estos momentos. Ahí están los asaltos a capillas e iglesias (a mezquitas no), y las cabalgatas laicas y carnavalescas. Como ya sabrán, el asalto a la capilla de la Complutense estuvo protagonizada por gente “podemista”, que gritaban, entre otras cosas, “vamos a quemar la Conferencia Episcopal”, desnudándose en dicha capilla.
A pesar de que se habla de la “Alianza de
Civilizaciones”, del “Multiculturalismo identitario”, de “Identidades
culturales”, etc, etc, la izquierda no entiende la religión como una
identidad o manifestación cultural. Obviamente, de manifestación espiritual no
quiere ni hablar.
Se considera a la religión como una flaqueza
a la que, inexorablemente, el “progreso” acabará aniquilando. De aquí viene
todo el esfuerzo que se está haciendo para que la religión cristiana en
general, y la católica en particular, tenga una influencia mínima, por no decir
nula. Para eso está la “Educación para la ciudadanía” zapateril,
elaborada con unos valores alejados de la religión, es decir, valores
paganos que exaltan lo material; valores que se alejan de la finalidad de la
vida, de su trascendencia, de la existencia de un alma inmortal, que Dios no
existe, sino que “dios” es la naturaleza, etc.
Si a esto añadimos el prejuicio anticatólico
arraigado en nuestra cultura, acabaremos de rematar la faena. Porque, ¿qué
hubiese pasado si D. Brown, autor de “El Código
Da Vinci” ( I ), en vez de atacar a la
religión cristiana, hubiese atacado a otra religión? Inmediatamente se le
habría tachado de intolerante, hombre de prejuicios, etc. No digamos ya nada si
hubiese atacado al Islam. Pero, ¿no
quedamos que estamos en una época en la que está prohibido discriminar, en la
que los prejuicios “ante lo diferente” deben desaparecer?
Lo que sucede es que la gente en general cree
lo que quiere creer, sin importarle si se dicen mentiras o, si por el
contrario, el asunto está fundamentado.
Estamos ante el enésimo
asalto a la religión. Si no estamos atentos, no nos salvará ni la campana.
( I ).-Este libro lo tenemos comentado con fecha 1 de diciembre de 2.017.
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