viernes, 12 de febrero de 2021

Ataques a la religión cristiana ( y I I I )


 

Como ya saben, la Cruz es un símbolo cristiano de hermandad, paz, misericordia, caridad, piedad, indulgencia, compasión, perdón, etc, etc.

Cuando en 1863 se creó la Cruz Roja, su fundador, el suizo Juan Enrique Dunant, humanista y filántropo, que recibió el Premio Nobel de la Paz en 1921, eligió el símbolo de la Cruz pensando que ninguna persona civilizada iba a combatirla y detestarla. Como es lógico, en cualquier sociedad libre habrá gente que le traiga sin cuidado este símbolo, pero desgraciadamente también hay gente que la odia y la quema, faltando al respeto y a la “democracia” de la que tanto se habla. Pero los talibanes y la “Memoria histórica”, para algo están, oiga.

Los politicastros de dicha “Memoria histórica”, “magistrados” de alta alcurnia, ubicados en suntuosos despachos con sus secretarias y secretarios, manejan a través de los “mass-media” más ad hoc al sistema, asuntos revisionistas de tiempos pasados, creando y buscando problemas que jamás existieron, emitiendo juicios, dictámenes, análisis, diagnósticos, etc, todos ellos equivocados, inexactos, erróneos, etc, a la vez que presenta y exponen soluciones ridículas y extravagantes. 

La técnica y la táctica que usan dichos politicastros, es buscar asuntos y temas polémicos y discutibles para crear un enfrentamiento ideológico que les permita aparecer y presentarse como buena gente, que se enfrenta personas malas, malvadas, ignominiosas, etc. Y así llegamos a donde llegamos: a la “Ley de la memoria histórica”, ahora “Ley de la memoria democrática”, para crear la “verdad oficial” sobre lo acontecido en tiempos de la nefasta Segunda República, que son leyes vengativas y resentidas que omiten y callan todas las barbaridades cometidas por su bando. Toda persona que critique o no esté de acuerdo con este dogmatismo histórico, automáticamente se la califica con las monsergas de siempre: fascista, retrógrado, reaccionario, partidario de la conspiración judeo-vaticana, y demás lindezas.

En fin, asaltando tumbas, demoliendo cruces, retirando lápidas, poniendo nombre de criminales a calles y plazas, entrar tetas al aire en una capilla (no en una mezquita), etc, así se “recupera la memoria histórica”. Para algo somos progresistas, oiga: fomentando el enfrentamiento, el odio, el rencor, la animadversión, etc,

Pero, claro, de la furia, de la cólera, del furor, de la ira homicida contra la iglesia, contra los religiosos, contra las personas creyentes auspiciada, promovida y desatada por la izquierda de aquellos tiempos republicanos, ni mu.

Nota.- En imagen nidos de ametralladora en el Convento de las Adoratrices de Oviedo, durante el período 1936-1937.



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