Uno de los principios elementales en el que está
basada toda democracia normalmente constituida, es el de la igualdad ante la
Ley. Es decir, nadie puede obtener momios, sinecuras, privilegios, etc., por su
ideología.
Este rapero es un delincuente contumaz y recalcitrante
que jamás se arrepintió de sus delitos: apología del terrorismo, declarando su
simpatía por los terroristas de ETA y GRAPO, delitos contra la autoridad, por
medio de injurias, ultrajes y agravios, amén de allanamientos y agresiones.
Todo esto lo hace por su fanatismo ideológico comunista.
Vean la “normalidad democrática” de Podemos:
“El rapero Pablo Hasel está siendo detenido. Todos aquellos
que presumen de esta "plena normalidad democrática" y se consideran
progresistas, deberían sentir vergüenza. ¿Se taparán los ojos? No hay progreso
si nos negamos a reconocer los déficits democráticos actuales”
Como
recordarán, en las dictaduras nazy y soviéticas, había lo que se llamaba el
“Derecho penal del autor”, que era una absurda visión y enfoque jurídicos.
Según este “Derecho”, una persona no era culpable por sus actos, sino por su
condición y circunstancias. Es decir, para los soviéticos un burgués era
siempre culpable de sus actos, hiciese lo que hiciese, lo mismo que para los
nazis los judíos eran también culpables, hiciesen lo que hiciesen también.
En
resumen: los “podemitas” quieren que en un país democrático, la ideología, la
doctrina, el credo, etc, de un procesado sean más importantes que sus actos
delictivos. Esta es la “normalidad democrática” de esta gente que, entre otras
cosas, salen en defensa de los “okupas”, o ponen a bajar de un burro a la
Guardia Civil, pero luego recurren a ella para que su chalet no sea “okupado”.
Y
para terminar, creemos que lo que tenemos en estos momentos es una anormalidad democrática, ya que anormal es que en un país
democrático estén sujetos en el gobierno partidarios de dictaduras.
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