Como ya hemos dicho varias veces, existen muchas personas que se autocalifican como comunistas si haber leído jamás a Marx, y en caso de haber leído algo de este judío, no entendieron ni palabra. Esto que decimos lo hemos comprobado a lo largo del tiempo con conversaciones sobre el tema.
Los comunistas se imponen a sí mismos, con explicaciones llenas de sofismas y falacias, lo de “unión de la teoría y de la práctica”, justificando con esto actitudes en cualquier campo, ya sea social, político, cultural ,etc, etc. Dichas explicaciones, según dicen ellos, están en la doctrina comunista calificada como “marxismo-leninismo-stalinismo” que, según dicen también, es la versión filosófica del “materialismo dialéctico”, asunto que aceptan a pies juntillas y con un fanatismo impropio de toda persona normalmente constituida intelectualmente.
Para disimular dicho fanatismo, y
según las tácticas que convengan, muchas veces, de forma sólo aparente, se
muestran comprensivos, flexibles y hasta aduladores. (Como prueba de esto, ahí está la reunión que
mantuvieron el Papa Pablo V I y Gromyko en 1974. Recordar también que las
Brigadas Rojas tuvieron secuestrado al político cristiano Aldo Moro, amigo de
Pablo VI ¿Se acuerdan?). Todo mentira: su adhesión monolítica a los principios
marxistas está grabada en lo más profundo de su ser.
En los primeros tiempos de la
creación de esta doctrina caduca y obsoleta, participaban en las reuniones
elementos que no eran comunistas. Daba la sensación de que todo el mundo podía
exponer sus opiniones. Como no podía ser de otra manera, Lenin acabó con todo
esto por resoluciones adoptadas en los congresos segundo y tercero de la
Internacional Comunista. La visión romántica que algunos tenían sobre esta
doctrina, se esfumó, comenzando a hacer reuniones y a dar conferencias, lo que
valió a calificarles como “instrumentos del enemigo”. A dichas reuniones y
conferencias asistían representantes
comunistas como agentes. Muchos de ellos se dieron cuenta del error de la
doctrina, lo que hizo que se promulgase una resolución en el segundo congreso
de la Internacional que amenazaba con la automática e inmediata expulsión de
cualquier elemento que, olvidándose de que era un instrumento del partido,
pudiera relacionarse o comprometerse con acercamientos y negociaciones con los
que no eran comunistas.
En la próxima entrega veremos
algunos de los objetivos que adoptó, y adopta, el comunismo cuando hay
conferencias o reuniones de altos organismos, como Naciones Unidas, Sociedad de
Naciones, etc, etc.
Continuará.
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