viernes, 5 de febrero de 2021

Los experimentos “podemitas”


 

Como ya saben, la “Ley Trans”, auspiciada y promovida por los comunistas de Podemos, concretamente por el Ministerio de Igualdad de Irene Montero, tiene como base la posibilidad de cambiar de nombre, y de sexo, en el DNI sin más requisitos, trámites y exigencias que la “declaración expresa” de la persona que lo desee.

Suponemos que Irene Montero no tendrá nada que decir cuando vaya al servicio de la Moncloa, o de una cafetería, o de un restaurante, etc, y se encuentre con un “trans” que va a hacer sus necesidades en el mismo sitio que ella.

Asimismo, también suponemos que Pablo Iglesias cuando se vaya también al servicio y se encuentre con una “trans”, tampoco tendrá nada que objetar, como tampoco tendrá nada que decir si en ese servicio hay “material compreso” desechable, producto de la biología de la citada “trans”.

Para cambiar el sexo, sólo hará falta la palabra de la persona que quiera hacerlo. Se va al Registro Civil, y punto. Cualquiera que tenga 16 años lo podrá hacer sin ningún inconveniente, si bien para los menores de edad tendrán que hacerlo sus padres o tutores. En una palabra, se pretende “cambiar” de sexo al margen de la biología.

Lo más “didimoso” del asunto es que el artículo 12 de la Constitución Española, dice tajantemente: “Los españoles son mayores de edad a los 18 años”. Por tanto, una persona de 16 años es un menor de edad. En fin, sin comentarios.

Seguro que se estarán preguntando qué clase de gente son esta banda de Podemos ¿Les preocupa más este loco e insensato proyecto, que los miles y miles de muertos y contagiados por mor del coronavirus? Pues tal parece que sí.

Vamos a hacer unas pequeñas consideraciones sobre las condiciones físicas, condiciones que son diferentes por mucho que se niegue y que siempre fueron superiores en el hombre. Y no estamos hablando de desigualdad, sino de diferencia, lo mismo que hay diferencia entre una secuoya y un rosal, por ejemplo.

Como ya saben también, las pruebas físicas para acceder a muchos trabajos, son completamente distintas para hombres y mujeres. En una palabra: bastará que una persona se registre como mujer, aunque sea un hombre, para beneficiarse de las pruebas de acceso y de exámenes.

Pasando al terreno deportivo, el asunto se convierte en esperpéntico: cualquier hombre competirá en deportes femeninos, y se aprovechará de las ventajas que su complexión física le da. Con registrarse como mujer, asunto concluido. Por tanto, las competiciones y los deportes femeninos se esfumarán.

¡Ah!, nos gustaría ver una “trans” subirse a un ring para participar en un combate de boxeo, o de lucha libre.



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