¿Quién
es Pablo Hasél? ¿Quién es tan excepcional personaje cuyas heroicidades hoy
avalan y defienden las turbas enfurecidas?
Pues mi opinión es que el tal Pablo Hasél no es nadie ni es nada. Al menos ni nadie ni nada que merezca tan exaltadas defensas como si fuese un héroe sacrificado por la apisonadora fascista de la ley y el orden. Pablo Hasél es un señuelo, un cebo, una trampa, un reclamo, un engaño y todos los sinónimos que nuestra riquísima lengua (no vehicular) pueda aportar. Es un muñeco con el que juegan muy partidista y traidoramente los que dirigen desde dentro y desde fuera los intentos de romper en mil pedazos la unidad y pervivencia de esta mi querida España, esta España mía, esta España nuestra. Los mismos que fomentan el odio, los mismos que resucitan viejas, vencidas y olvidadas querellas entre los españoles. Estos son Hasél, pues Hasél, repito, no es nadie. Con seguridad que muchos de los salvajes energúmenos que estos días destrozan y queman todo lo que encuentran por delante con la aquiescencia y el aplauso de miembros de nuestro gobierno y nuestro parlamento, personalizados ¡quién nos lo iba a decir! por ese personaje grotesco cuyo nombre prefiero no citar y que nos exportaron desde Argentina, repito, muchos de ellos ni conocen a Pablo Hasél ni saben quién es ni en su vida hasta ahora habían oído su nombre, igual que la mayoría de los españoles.
Parece
que no era suficiente la gravísima pandemia que padecemos. No hay tregua entre
los enemigos de España para buscar y encontrar, lamentablemente, situaciones
que propicien sus nefastas intenciones. Difícil luchar cuando el enemigo está
dentro pero, como en otras ocasiones, hemos de confiar en la llegada de tiempos
mejores. Que así sea.
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