sábado, 20 de febrero de 2021

Una mentira más


 

¿Quién es Pablo Hasél? ¿Quién es tan excepcional personaje cuyas heroicidades hoy avalan y defienden las turbas enfurecidas?

Pues mi opinión es que el tal Pablo Hasél no es nadie ni es nada. Al menos ni nadie ni nada que merezca tan exaltadas defensas como si fuese un héroe sacrificado por la apisonadora fascista de la ley y el orden. Pablo Hasél  es un señuelo, un cebo, una trampa, un reclamo, un engaño y todos los sinónimos que nuestra riquísima lengua (no vehicular) pueda aportar. Es un muñeco con el que juegan muy partidista y traidoramente los que dirigen desde dentro y desde fuera los intentos de romper en mil pedazos la unidad y pervivencia de esta mi querida España, esta España mía, esta España nuestra. Los mismos que fomentan el odio, los mismos que resucitan viejas, vencidas y olvidadas querellas entre los españoles. Estos son Hasél, pues Hasél, repito, no es nadie. Con seguridad que muchos de los salvajes energúmenos que estos días destrozan y queman todo lo que encuentran por delante con la aquiescencia y el aplauso de miembros de nuestro gobierno y nuestro parlamento, personalizados ¡quién nos lo iba a decir! por ese personaje grotesco cuyo nombre prefiero no citar y que nos exportaron desde Argentina, repito, muchos de ellos ni conocen a Pablo Hasél ni saben quién es ni en su vida hasta ahora habían oído su nombre, igual que la mayoría de los españoles.

 Un día, estas turbas salvajes que hoy actúan tomaron el nombre de “indignados” (me resisto a ponerlo con mayúscula), engañando entonces a personas de buena voluntad que no fueron conscientes del manejo a que eran sometidas; otros días tomarán otros nombres, según les ordenen esas fuerzas superiores que los manejan; hoy defienden a una figura tan repulsiva como ruin que, vuelvo a decir les importa un comino ya que sus mentalidades no por romas menos salvajes, no van más allá de las consignas recibidas que solo pretenden, aparte del destrozo económico de propiedades de ciudadanos honestos, la anarquía, el desorden y la ilegalidad, poniendo en graves aprietos a las fuerzas de orden público, temerosas y desconcertadas  en el momento de cumplir a rajatabla con sus primordiales obligaciones, haciéndolas el blanco preferido de la barbarie desatada.

 Muy grave es la situación pues la debida respuesta a tanto destrozo por parte del gobierno de la nación, ni se hace presente ni se espera. Tal es el triste convencimiento de la maltratada ciudadanía de esta sufrida nación, hoy testigo desgarrado y desconcertado ante el desesperanzador presente que algunos aún creemos no real sino una horrible pesadilla, hasta que una vez más los medios de comunicación nos hagan despertar, mostrándonos en qué se han convertido nuestras calles por unos motivos que no pasan de ser un puro y artero engaño, inculcado por unas fuerzas superiores que con añagazas y trampas conducen a estas propicias manadas de borregos y no tan borregos hacia fines espurios, engañosos, falaces y otra vez todos los sinónimos de nuestro riquísimo pero no vehicular idioma.

Parece que no era suficiente la gravísima pandemia que padecemos. No hay tregua entre los enemigos de España para buscar y encontrar, lamentablemente, situaciones que propicien sus nefastas intenciones. Difícil luchar cuando el enemigo está dentro pero, como en otras ocasiones, hemos de confiar en la llegada de tiempos mejores. Que así sea.

 Francisco Alonso-Graña del Valle

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Archivo del blog