En 1982, la banda terrorista ETA
libera al empresario José Lipperheide, después de recibir 20 millones de
pesetas, precio que pusieron por su rescate.
En 1988, a punto de derrumbarse
la URSS, el tribunal supremo soviético recupera la memoria de Rikov y Bujarin,
que habían sido asesinados por orden de Stalin.
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