Mudanzas en tiempos de desolación.
En los momentos actuales y, en
referencia a algunos aconteceres políticos, no resulta difícil relacionar entre
sí los elementos del título que antecede o anteceden:
_“En tiempos de desolación, no
hacer mudanza”, son palabras muy conocidas y citadas de nuestro santo de
Loyola.
_Pablo Casado anuncia un inmediato
cambio de la sede oficial de su partido. Noticia en prensa.
_“Despojaos del viejo hombre,
que está viciado..., y vestíos del nuevo hombre...” (Efesios 4:22-24).
Esto dicen nuestras Escrituras y se nos aconseja hoy, Miércoles de Ceniza: un
cambio, para adentrarnos en la Cuaresma, revestidos de novedad.
Con estos presupuestos, parece
natural que la duda puede ser la que al final salga triunfando ¿Mudanza o no
mudanza? ¿Cambio o no cambio?
Bien, se me argüirá que todo lo
antedicho es “tomar por los pelos” el asunto de fondo que pretendo, que no es
otro nada más que una reflexión “peatonal” sobre el supongo “desolado” partido
PP y, en especial sobre su también “desolado” presidente.
Las recientes elecciones catalanas,
aparte de sus resultados globales y, en referencia a lo que llamamos derecha
española, han dejado bastante claro, aunque las extrapolaciones siempre son
meramente supuestos, que la firmeza y claridad en la expresión, respaldada por
un fondo también firme y claro, son valores muy considerables y considerados,
lo mismo que las medias tintas y las posturas tibias, conducen fatalmente a
resultados nada deseados.
Y esto, insisto siempre en mi
opinión, le está sucediendo al PP que hoy día es un partido errabundo que
transita con tibieza por los espacios políticos, sin ideas claras y sin
complacer a un teórico electorado que intenta atraer pero al que no satisface
plenamente como debe y pretende. Su actual presidente, Pablo Casado, en
principio una figura esperanzadora, no encuentra asiento y realmente se le ve
incómodo y dubitativo de tal forma que no sería extraño el afloramiento de una
contestación desde el interior. Sus palos de ciego están resultando totalmente
inoportunos y contraproducentes y las muestras son evidentes. Resumo en tres
puntos:
1)
En un momento de inspiración absurda, quiso poner y puso realmente claro su
total alejamiento de todo lo relacionado con el partido VOX y fué a ponerlo de
manifiesto con palabras muy gruesas y ofensivas en el peor momento posible,
aprovechando una moción de censura que nada tenía que ver con lo que expuso y
que constituyó por contra un regusto y satisfacción para los “mocioncensurados”
y una desilusión, junto con un rechazo para muchos de los que pretendía
complacer. Ya lo repetí en otras ocasiones: una intervención aciaga en un día
aciago con unos resultados que aún están por ver, aunque ya asomaron en las
recientes elecciones catalanas.
2) Después, en función de su
errabundo comportamiento, molestó sin motivo pertinente a sus propios compañeros
de partido con unas manifestaciones sobre el 1-O, en las que aseguraba que en
tal fecha, “las cosas pudieron hacerse mejor” en referencia a la actitud de
Rajoy y su equipo, un parecer que, en vísperas de las legales elecciones
catalanas, solamente fue válido para incomodo de los aludidos y sus seguidores,
con reacciones ya evidentes y públicas al día de hoy.
3) Su repentino anuncio de cambio
de sede del partido, a la vista de las críticas y ataques suscitados por una
posible financiación ilegal de unas obras de rehabilitación realizadas en los
actuales locales. Escaso y dudoso motivo para tan importante decisión, sobre
todo en tiempos de dificultades económicas ya que se supone que el cambio
anunciado llevará consigo unos gastos considerables pues, por ahora, no se nos
ha indicado que el cambio se hace buscando una mayor austeridad. De todas
formas, aunque inoportuno y dudoso, bueno será para que sirva de revulsivo en
las mentes que pueblen estas nuevas instalaciones. Algo positivo debemos buscar
entre tanta crítica.
Termino deseando lo mejor para este
partido al que me atrevo a aconsejar y animar desde mi modestísimo criterio a
que anteponga, aunque sea por una vez y sin que sirva de precedente, la
reflexión del Miércoles de Ceniza a los consejos de San Ignacio de Loyola. Y
que el santo me perdone. Amén.
Francisco Alonso-Graña del Valle
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