domingo, 25 de octubre de 2020

Oportunismo miserable


 

Otra vuelta de tuerca a una moción de censura.

Una vez escrito mi parecer franco y espontáneo sobre el comportamiento de Casado en la moción de censura, leo en la prensa cantidad de opiniones de sesudos periodista y analistas políticos muy contrarias a las mías, alabando la postura del presidente del PP.

 Por ello, puesto a pensar con más calma, examinando mis pareceres fríamente, constato con tristeza y pesimismo que vivimos en una época de oportunismos y que las ideas se van adecuando a conveniencias de diversa índole, llegando a la conclusión de que no quitaría ni cambiaría ninguna de mis opiniones expresadas en su momento. La unanimidad en la alabanza a Casado en toda la prensa resulta a lo menos, sospechosa y a lo más, lastimosa ¿Qué habría pasado si la suerte de la moción hubiese sido otra? Me figuro la reacción de esa prensa pendiente solo de sus conveniencias. Al final se deduce que VOX es un partido con poco poder económico que puede influir muy modestamente en la ambición material que hoy lo mueve todo.

 Se dice que Casado poco menos que noqueó a Abascal, poniendo muy claro que entre ellos no hay nada en común al tiempo que tomaba buena revancha de los, se dice, continuos ataques que venían sufriendo él y su partido,  refiriéndose, sin duda, al calificativo de “derechita cobarde” y no sé si otros con que, para mí muy merecidamente, les calificaba, siempre dentro de un tono ligero y sin mayor transcendencia en momento y lugar y lejos de un airado rencor.

 De acuerdo en que cada uno puede defenderse como mejor le parezca y estime conveniente, pero de ahí a aprovechar para ello como en este caso, una moción de censura en la que para nada entraban las relaciones entre PP y VOX, sino que iba dirigida hacia el peor presidente del peor gobierno que se recuerda en España, me parece, cuando menos, un acto de cobardía y oportunismo dignos de repulsa. Una de las pruebas de lo que opino es que por lo que se ve, gran parte de los diputados de su partido desconocían el contenido y decisión de su jefe ya que, de haberlo conocido quizá éste hubiese tenido dificultades para argumentar como lo hizo. Opino que no era el momento de una intervención del tono y fondo de la que protagonizó Casado y también opino que, aunque cantidad de corifeos ensalce y valore su postura, dudo mucho que haya movido a su favor muchas voluntades para unas próximas elecciones.

 Del impecable discurso de Garriga, ni una mención y del de Abascal, solamente en relación a la parte que le pareció criticable, llegando a unos extremos totalmente extemporáneos y fuera de lugar, muy especialmente al aventurar que se pisoteaba la sangre de los suyos (¡!) Así no se juega, sr. Casado: no se puede jugar con la buena voluntad del compañero cuyas dos intervenciones, Garriga y Abascal, se centraron en la moción de censura sin meter en ella al PP, creo recordar. No se puede jugar al oportunismo ofrecido por un momento de gran audiencia y con una engañosa ovación final ¿Por qué hasta ese momento no adoptó ese tono difamante de odio y rencor? Por cobardía, repito, una cobardía que yo no dudo le va a salir cara, una cobardía revestida de una falsa firmeza que podrá satisfacer a algunos pero que indigna y de hecho indignó a muchos ciudadanos de a pie que, a la postre van a ser los que digan la última palabra.

 Francisco Alonso-Graña del Valle

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