Como decíamos en la anterior entrega, recomendábamos a la señora
Valcárcel Bernaldo de Quirós leer las
encíclicas “Mater et Magistra”
editada en 1.961 durante el pontificado de Juan XXIII; la “Pacem in Terris”, del mismo pontífice, año 1.963; o la “Populorum Progressio”, editada en
setiembre de 1.964 durante el papado de Pablo VI. Como dato curioso, comentar
que en esta encíclica, apartado o versículo 73, ya se habla del “Diálogo de civilizaciones”, y en el 69
habla de “Trabajadores emigrantes”.
Si leemos todo esto, se
llega a la conclusión de que la doctrina social católica es democrática y está
en contra de las dos concepciones extremas: por un lado el individualismo, que
permite dejar todo en manos del individuo sin que intervenga el Estado, y por
otro está en contra del totalitarismo, ya que este sistema considera al
Estado como órgano facultativo para intervenir en todos los aspectos de la vida
humana, considerando a la persona sólo como una pieza dentro del engranaje
estatal, que sólo interesa por lo que consume o produce.
Mire doña Amelia: hay que reconocer que no existen democracias en naciones que no hayan vivido, o no hayan tenido, una influencia de la cultura cristiana.
En una verdadera Democracia (con mayúscula), no se pueden ocultar manipulaciones, ni se puede actuar con máscaras, ni puede estar en manos de un grupo de privilegiados que la manejan a su antojo y beneficio. Este es el tipo de democracia que había y que hay. Por tales motivos, y por otros, sí es por lo que se puede “andar a la gresca”, como usted dijo en su conferencia.
Robert Shuman, uno de los “padres de Europa” junto con Konrad Adenauer, J. Monnet y De Gasperi, fue un luxemburgués que desarrolló su vida y su carrera política en Francia. Fue miembro del Movimiento Republicano Francés en 1.947, siendo después ministro de justicia, ministro de finanzas y de asuntos exteriores y Presidente del Parlamento Europeo entre 1.958 y 1.960. Pues bien, este señor escribía:
Modestamente recomendaríamos a doña Amelia
que lea el libro de Joseph Höffner intitulado “Doctrina social cristiana”, Empresa Editorial Herder, S.A., 2001,
282 páginas. En esta obra se estudian temas tan fundamentales como familia,
trabajo y profesión, economía, ordenación política nacional y comunidad
internacional. Libro de admirable rigor que presenta definiciones precisas
sobre conceptos tan manoseados y discutidos como solidaridad, bien común, subsidiaridad,
sociabilidad, etc.
¡Ah!, ¿no tiene nada que decir doña Amelia
sobre la imagen de esta mujer lapidada por el Islam? ¿No esto motivo para “andar a la gresca”?
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