Como ya
sabrán, en este año 2020 se cumple el septuagésimo quinto aniversario de la
división de la península de Corea, hecho que tuvo lugar en 1945 con la
ocupación del Norte por parte de la URSS, y el apoyo al Sur por parte de EE.UU.
El resultado ya se sabe cuál fue: un estado represivo y dictatorial en el
Norte, que llevó a la población a la miseria y a un nivel de pobreza bestial, y
otro democrático y próspero, el del Sur, con un nivel de vida infinitamente
superior al de sus vecinos norteños.
Como también es sabido, las dos Coreas tienen unos sistemas económicos, políticos y sociales totalmente opuestos, estando la primera gobernada por un único partido, el comunista que, como siempre, controla todo lo habido y por haber. Lo curioso de esta “democracia” comunista es que lleva tres generaciones regida por los sátrapas de la dinastía Kim ¿Cómo es posible esto?
Ahí van
un par de datos: el salario medio de un trabajador de Corea del Norte es de 10
$/mes, mientras que el de uno del Sur es de 3.000$. Por otra parte, los
norcoreanos tienen un ejército de 1.200.000 soldados, mientras que los del Sur
tienen la mitad ¿Dónde están esos “demócratas de toda la vida”, esos que
denuncian los “sufrimientos de los pueblos” porque sus fibras íntimas de la
sensibilidad humanitaria se estremecen?
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