Recordamos que en nuestros
tiempos de juventud, uno de los juegos que practicábamos con relativa
frecuencia, era el de adivinar el título de una película por medio de la
mímica, y también, por medio de trucos que nos permitían repasar la gramática.
Si alguien tenía que adivinar el título, por ejemplo, de la película “Lo que el
viento se llevó”, lo primero que se le preguntaba era que de cuántas palabras
se componía el título. En este caso, él respondía mímicamente diciendo que eran
seis: extendía una mano con los cinco dedos y uno de la otra.
Luego había que ir
“explicando” qué clase de palabras eran las seis. Entonces el mímico decía con
gestos que le preguntásemos. Y empezábamos: nombre, pronombre, verbo, adverbio,
artículo, preposición, conjunción e
interjección. Cuando se llegaba a la parte de la oración que representaba la
primera palabra, en este caso el artículo, el interfecto levantaba la mano en
señal de “alto”. Entonces los adivinantes empezaban a nombrar todos los
artículos, tanto determinados como indeterminados: un, una, unos, unas, el, la,
los, las y lo. Obviamente hacía la señal de alto con la mano al llegar al
artículo “lo”. Ya se sabía cuál era primera palabra. Y así sucesivamente con el
resto hasta completar el título.
Otro juego que practicábamos
era el de saber cómo se llamaban los habitantes o nacidos en un sitio, fuese
pueblo pequeño, importante o ciudad. En algunos casos no bastaba con decir un
solo nombre, sino que se llevaba el premio el que más dijese. Así, por ejemplo,
a los habitantes o nacidos en Galicia, se les llama gallegos, galaicos o
galicianos.
A los de Logroño se les llama
logroñeses, pero también pueden ser lucronienses, por llamarse “Luncronium” en
latin.
¿Y los de Calatayud? Sabemos
que son bilbilitanos porque en latín Calatayud era “Bílbilis”. Pero también se
les llamó y se les llama, calatayubíes y calatayucenses.
¿Y los de La Coruña ? Son coruñeses, pero
también son brigantinos, por su nombre en latín: “Brigantium”.
¿Y los de Salamanca? Puede
llamárseles salmantinos, salmanticenses, salamanqueses, salamanquinos, e
incluso charros.
¿Y los de Valladolid? Pues
vallisoletanos, pucelanos o pincianos,
ya que esta capital se llamó “Vallisoletum”, “Pucela” y mansión latina
Pintia.
¿Y los de Jaén? Son jiennenses,
pero también jaenenses y aurgitanos, derivación del latin “Aurgi, aurgitanus”.
En fin, no vamos a aburrirles
más con este asunto. Pero, una pregunta: ¿practican los muchachos de ahora este tipo de juegos, que pudiéramos llamar
intelectuales? Viendo el panorama casi nos atrevemos a decir con toda
seguridad, que no. Porque, entre otras cosas, no conocen su Patria, porque no
existe. La única patria que conocen es el fútbol, es decir, 22 personas
corriendo detrás de un kilogramo de aire encerrado en un cuero.
Con decir que la Guerra Civil
española fue una lucha entre los demócratas y las tropas fascistas de Aznar, o
decir que Charles Darwin había inventado el homo sapiens, como dijo un estudiante
en un examen, ya tienen el expediente cubierto.
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