viernes, 28 de diciembre de 2018

De la igualdad ante la ley



Una frase muy manida es la de “todos somos iguales”. Evidentemente esto no es cierto, porque ni ante la Ley lo somos.

Por otra parte, la igualdad ante la Ley puede que sea una injusticia. No se puede igualar al ratero, al estafador, al traficante, al corrupto político, al asesino, al violador, etc, con la persona honrada y honesta. Además, hay gente que puede servirse de la justicia para fines que no son precisamente justos.

Si una persona, por las razones que sean, quiere vengarse de otra, no tiene más que ir a los tribunales presentando una denuncia. El juicio puede celebrarse sin necesidad de que se aporte testigo alguno, con lo que lo correcto es que dicho juicio quede sobreseído. Pero el inculpado ya queda “manchado” por el mero hecho de haberse sentado en el banquillo de los acusados.

Pero la desigualdad ante la ley, también es denigrante ¿Acaso no es desigualdad que el terrorista, el atracador, el violador, etc, aparezcan con los ojos tapados, cuando tenían que presentárnoslos con los ojos bien abiertos? Tal parece que igualar ante la Ley puede ser hasta peligroso.

El “sovietno” del actual “okupa” de la Moncloa, cuando le interesa, saca a la calle su infantería de hoplitas mediáticos y titiriteros para hacer manifestaciones “clamorosas” de protesta para que se respete la Ley.

Pero más escandaloso es que personajes afines a una banda terrorista, o pertenecientes a ella, insulten y desafíen a España entera, mientras es tratado con guante de seda, aunque incumpla una citación judicial.

Estos “presuntos” son tratados con todo tipo de consideraciones, e incluso, se les pide disculpas cuando son trasladados al juzgado.

Para tapar todo esto y mantener la atención en otra cosa, se recurre a otro tipo de detenciones, con gran boato y ostentación: el de tonadilleras debidamente escoltadas por una flota de vehículos. La cortina de humo, como siempre.



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