Estamos hartos de oír mentira
tras mentira a esta banda que nos gobierna. El pueblo soberano sigue mirando
para el panel ideológico y aquí no pasa nada.
Estamos instalados en las más
burdas mentiras: miren la cantidad de tergiversaciones, de omisiones, de
desviaciones que nos cuentan por mor a la voluntad del “okupa” de la Moncloa , que hace que la
gente se pase el tiempo hablando y discutiendo sobre cosas que en la realidad
no están ocurriendo, o que no comprenden, aunque hablen el mismo idioma. Ya
decía Lenin que la mentira podía ser una buena arma revolucionaria.
A poco que se reflexione
sobre las “informaciones” que provienen del gobierno de “El gran Hermano”,
informaciones que nunca dicen la verdad, llega uno a la inevitable conclusión
de que la estrategia prevista es confundir y dividir a la gente a través de la
mentira. Pero no importa: se sigue creyendo a pies juntillas todo lo que dicen
los “informadores”.
Se sueltan rumores, se
divulgan noticias aparentemente serias, se cambian informaciones a través de
las huestes gubernamentales que, entre otras cocas, buscan un buen puesto en la
hacienda del amo, que les exige una fidelidad inconmovible basada en el
criterio único que se les dicta.
Sin embargo, a pesar de toda
esta urdimbre hábilmente tejida que está en contra de lo que todos percibimos .
. . bueno, casi todos, son muy pocos los que se levantan y denuncian estas
falsedades inventadas.
Somos muchos los españoles
que estamos anhelando una sociedad que parece que hemos perdido, porque ha sido
barrida, machacada y triturada por esta pandilla de faramalleros y fementidos,
alguno de ellos sobresaliente “cum fraude”, que se ha hecho con las riendas de España.
Como la mentira siga
instalada y fomentada desde el poder, acabaremos en una ciénaga de la que será
difícil salir.
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