No nos estamos refiriendo a la película “Tiempos modernos”, escrita, dirigida y protagonizada en 1936 por el genial Charles Chaplin, no. Nos estamos refiriendo a los tiempos actuales, preñados de asuntos irrelevantes, intrascendentes, triviales, fatuos, vanos, etc. Como ya hemos dicho varias veces, vivimos en una crisis tan acentuada que es una “Crisís”, que es la soberana de la faena diaria y habitual.
Lo que ahora está de moda es enredarse con lo cercano
y rudimentario, no queriendo saber nada con aquello que suponga una exigencia,
un pensamiento, una meditación o una profundización sobre algo trascendental e
importante. Tal parece que estamos en tiempos anormales y “hormonales”. Nos
referimos a las hormonas que excitan, sea en el terreno que sea. Las otras
hormonas, las cerebrales, tal parece que se encuentran en estado de hibernación.
Estos tiempos modernos, con su correspondiente
“kurtura” han traído, entre otras cosas, el “Estado Moderno”, que en el fondo
es un magnífico artilugio, engranaje y tramoya para anular al individuo y a su
libertad. Lo fantástico e ilusorio, está presente por doquier, incluso para
tiempos posteriores. El año 2050 está a
la vuelta de la esquina, oiga.
En fin, el escepticismo que nos está asediando,
dominando y corroyendo, está creando sus efectos, siendo el más terrible el de
la pasividad. Así estamos como estamos.
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