miércoles, 16 de febrero de 2022

Argucias y estrategias


 Conviene de vez en cuando, "recuperar la memoria histórica", oiga. Hay que ser ecuánimes, y no "recuperar" sólo la de un bando.

Como ya es sabido, en 1.989 se derribó el muro de Berlín, o mejor dicho, “el muro de la vergüenza” que supuso, entre otras cosas, el atolondramiento de buena parte del personal de izquierdas. Y cuando dos años más tarde se derrumbó el imperio soviético, quedaron, como se dice ahora, alucinados. Esto fue muy fuerte.

 

Los “ilustres “intelectuales” marxistas (conocimos alguno cuya pedantería era infumable e inaguantable, que decía de sí mismo “tengo mucho de científico”), comenzaron a rebuscar en su baúl de los recuerdos, de las argucias y de las estrategias, la dialéctica pertinente para explicar tal acontecimiento. Ni qué decir tiene que en esa dialéctica tenían cabida todo tipo de sofismas: desde los de homonimia y equivocidad, hasta los de distinta suposición, pasando por los sofismas de anfibiología y siguiendo por los de premisas falsas o dudosas, y continuando por los de “ad hominen”, “ad ignorantiam”, “ad misericordiam”, “ad verecundiam”, ad odium”, etc, etc. Había que dar una "explicación científica" al acontecimiento.


El derrumbe estrepitoso de todo un imperio, que había impuesto a sus vasallos su particular concepción del hombre y del mundo, causó una gran conmoción que sirvió para que algunos se reciclasen y dieran una patada en el tabalario a todo el montaje.


Sin embargo, otros permanecen atrincherados en su bunker ideológico suspirando por el regreso de la barbarie. Son los que no pueden desprenderse del opio, es decir, del marxismo, porque son incapaces de comprender que una cosa es la ideología, y otra es la realidad.


Nos dicen, de forma machacona y falaz, que los países del Este de Europa, “ahora"  padecen todo tipo de penurias y desigualdades (los 145 millones de pobres que dejó el comunismo en la URSS, no se mencionan), penurias y desigualdades que antes no conocían. Falso. Se conocían, pero no se podían decir ¿Y de la libertad? Esta sí que no la conocían, pero no se nombra para nada.


Si el cambio se realizó, en algunos casos, con dificultades, no fue porque la población “añorase” el régimen derribado, sino porque, en el caso de las repúblicas de la URSS, la nomenklatura se sucedió a sí misma, pero convertida en una auténtica mafia. Hubo casos como los de Albania y Rumania, países que quedaron totalmente vaciados en lo económico y social, y tendrá que pasar mucho tiempo para su total recuperación.


De otra parte estuvieron Polonia, Hungría o Checoslovaquia que, por su contacto con Occidente a pesar de la férula comunista, la recuperación es tangente y visible.


En fin, y para terminar, la gran estrategia y argucia que emplean estos “intelectuales” es la de juzgar a sus dictadores (Lenin, Stalin, Ceaucescu, Fidel Castro, Pol pot, etc) por sus promesas y buenas intenciones, y no por sus hechos, con lo que se excusa la falta de libertad del pueblo, del crimen, etc. También intentan distraernos con fintas ideológicas hablándonos constantemente del peligro fascista como algo inminente, próximo, etc. Lo cierto es que hoy en el mundo aún hay muchos millones sojuzgados por el poder comunista y no por el fascista.




 

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