jueves, 7 de julio de 2022

Socialismo, violencia y pacifismo


 Toda persona que esté dispuesta a quitarse las anteojeras, comprobará que el socialismo en general, y en España en particular, nunca ha perdido de vista el uso de la violencia, llevándola a efecto a la primera ocasión que se le presentase. El fanatismo así lo exige. Ya lo decía Voltaire: “Cuando el fanatismo ha gangrenado el cerebro, la enfermedad es casi incurable”.

Bien es verdad que hoy, a pesar de seguir la misma línea de aquel entonces, no se emplea la violencia armada. Pero, claro, hay otras violencias más sutiles: la agresión, el insulto, el amedrentamiento, la exclusión, la vigilancia, la detención de militantes del “otro partido”, la difamación, la calumnia, las prohibiciones, el absolutismo ideológico, el desprecio a cualquier oposición, etc, etc. Todo esto es precisamente lo contrario a la democracia aunque, claro, para estos galanes de la “sinistra”, puede que sean virtudes.

Para disimular, recurren a un asunto facilón y populista: predicar el pacifismo, aunque se vendan armas a medio mundo. Se usan tópicos típicos, consignas, instrucciones, etc, para captar a los incautos, que no son otros que los que duermen a pierna suelta por el hecho de haber ido a una manifestación contra la guerra, pero ¡oiga!, sólo si en dicha guerra intervienen los EE.UU o Israel: “¡No a la guerra”!

Vamos a ver: ¿hay alguien que esté a favor de la guerra? ¿Alguien prefiere ésta a la paz? Entonces, ¿por qué se enardece a las masas con ese particular “no a la guerra”? ¿Alguien quiere que haya una epidemia o una pandemia de peste bubónica, de sífilis, o como la que estamos padeciendo ahora mismo? No tiene ningún objeto ni mérito gritar “no a la peste bubónica”, o “no a la sífilis”, o “no al coronavirus” Lo que subyace es que con la apariencia del “no a la guerra”, se persiguen cosas y efectos contrarios a los que se predican. El que quiera entender que entienda.

Benedictus de Spinoza, gran filósofo holandés, de origen hispano, decía en el siglo X V I I: “Enseña a no odiar a nadie, ni despreciar, ni burlarse, ni irritarse, ni envidiar a nadie”.

Como ya se pueden imaginar, de este gran párrafo nada quieren saber los vates del socialismo. Tenemos en estos momentos aquí en España muchos de estos sujetos llenos de fanatismo y cerrilismo.

A dichos sujetos se les puede aplicar lo que decía Baltasar Gracián y Morales, gran escritor español del Siglo de Oro, autor, entre otras cosas de “El Criticón”:

“No puede ser entendido el que no fuere buen entendedor”.



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