lunes, 25 de julio de 2022

“Memorias del secretario de Azaña” ( y I I I )


 Así se intitula el libro del que fuera secretario de Azaña entre los años 1935 y 1939, Santos Martínez Saura,  Editorial Planeta S.A., 1999, 799 páginas incluido Índice Onomástico, Edición y Prólogo de Isabelo Herreros Martín-Maestro, Nota Preliminar de Paloma Zubieta López.

Y con esta entrega terminamos. Como ya hemos dicho en las anteriores, hemos hecho referencia a este libro en varios de nuestros artículos.  Ahora vamos a ver lo que nos dice su autor en el párrafo intitulado “Asturias”, páginas 763 a 769, dentro del apartado  Información del Norte”, páginas 759 a 771,  Apéndice I I”. En la página 767 y siguientes, dentro del párrafo intitulado “La evacuación”, se lee el apartado “Conclusión”, en donde se ven los motivos de la pérdida del Norte de España que estaba en manos de los rojo-republicanos.

“La pérdida del Norte se debe en gran parte a la falta de aviación, lo mismo que a Santander llegaron treinta cazas en agosto pudieron ir a Bilbao.

A los celos de provincia a provincia y falta de preparación y competencia de los Consejos respectivos, cuya actuación fue funesta sin excepción alguna”.

En el párrafo siguiente nos habla de las insuficiencias de los mandos militares, comentando algo sobre Mariano Gámir Ulíbarri, general de brigada republicano que fue el responsable del Ejército del Norte por orden de Indalecio Prieto. Sobre este personaje se lee:

“Gámir no dispuso de tanto tiempo y las circunstancias en que tomó el mando eran harto difíciles; su fracaso rotundo fue no sólo como político, sino en el aspecto militar por desconocer la moral y consistencia del cuerpo de ejército de Santander”.

En otro párrafo se lee:

“Jamás un representante del Estado Mayor se dio una vuelta por el Norte, con lo fácil y cómodo que resultaba el viaje en un Douglas; de haberlo hecho no se hubieran pedido operaciones como la de Oviedo en el mes de agosto que exigió una concentración de 30 batallones y que fracasó a penas iniciada, haciéndonos el enemigo 670 bajas en unos momentos”.

Otro párrafo dice:

“Otro elemento que defraudó fueron los famosos mineros; al principio cogieron las armas y se batieron, y al ver que la guerra se alargaba y se imponía una disciplina se consideraron indispensables en sus minas, de las que no salieron hasta el mes de agosto para realizar los trabajos de fortificación. Con ellos y los emboscados en las consejerías se hubieran podido movilizar veinte mil hombres más, previo el envío de las armas correspondientes”.

Como ya sabrán, en octubre de 1937 tuvo lugar la toma de Gijón por las tropas nacionales, con lo que se perdió el último tramo de Asturias.



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