Aunque el nacimiento de Viriato no se sabe con seguridad (algunos autores dicen que nació en España y otros en Portugal, así como también unos dicen que nació en el año 180 a. de C., y otros en el 198 a. de C., coincidiendo que falleció en el 139 a. de C.), lo cierto es que intervino en la Historia de nuestra Patria.
Muchos años antes de Cristo, España era un lugar
poblado por los celtíberos. En su tiempo, los romanos, que era una población
muy enérgica y poderosa, llegaron a España, apoderándose de ella,
convirtiéndose en una provincia romana.
Cuando la gobernaba Galba, se topó con u hombre brusco
y valeroso que se enfrentó a él. Era Viriato. El gobernador romano se indignó y
se crispó, comenzando su persecución, lo que hizo que huyese a las montañas.
Poco a poco Viriato fue formando grupos de habitantes
de dichas montañas, los cuales eran armados de cualquier forma. Cuando
consideró que tenía un grupo importante y valeroso, bajó con ellos de las
montañas para pelear contra el ocupante invasor.
La forma de guerrear de estos grupos “viriatinos” era
muy sencilla, pero enormemente eficaz, ya que conocían perfectamente el
terreno. Ordenó a sus hombres que se uniesen en formaciones pequeñas,
diciéndoles que atacasen a los romanos por sorpresa, escapando antes de que
pudiesen reaccionar, reuniéndose todos en el sitio que había escogido Viriato.
Este método y táctica producían en los romanos desastres terribles, ya que
éstos nunca sabían por dónde serían atacados.
Tales fueron las derrotas, que Roma comenzó a
preocuparse por Viriato, y no sabiendo cómo atraparle, envió un grupo guerrero
denominado Vetilio, grupo éste que también fue derrotado.
Ante esta situación, Roma recurrió al soborno,
llamando a tres capitanes de Viriato diciéndoles que, si eliminaban a su jefe,
les darían mucho dinero, siendo aceptado esto por dichos capitanes, asesinando
a Viriato en su tienda cuando estaba durmiendo. Acto seguido fueron a por su
recompensa, siendo rechazados por los romanos que les contestaron:
“Roma no paga a traidores”.
Los romanos tachaban a Viriato no como soldado, sino
como un jefe de bandoleros, cuando la realidad fue todo lo contrario: fue un
valiente guerrillero hispano.
Fuente: Páginas 8 y 9 del libro“Cien figuras españolas.
Biografías de españoles célebres”, autor Antonio J. Onieva, Imprenta Casa
Editorial “Hijos de Santiago Rodríguez”, Burgos, 212 páginas.
Continuará.
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