Quizá el motivo más importante, amén de otros, por el que comunismo se derrumbó, sea el económico. A pesar de la pedantería marxista de su “cientificismo”, basado en dogmas y sofismas, la doctrina, a poco que se analice, no tiene ni pies ni cabeza.
Como ya saben, los vendedores de productos en este
sistema, controlados por el estado omnipresente, procuran evitar y huir de los
controladores con el objeto de elevar los precios, pues si se respetasen éstos,
se morirían de hambre.
Por otra parte, los consumidores y compradores, pagan
estos precios más elevados, ya que es la única forma de hacerse con lo que
quieren y desean. En una palabra: el mercado negro está servido.
Ni qué decir tiene que tal mercado negro es
perseguido. Para ello el sistema cuenta con una serie de chivatos y policías
que, en el caso de que alguien sea descubierto en estas operaciones, irá a
prisión sin más ni más. Aquí no hay juicios ni tribunales que valgan. El estado
totalitario así lo tiene montado.
Asimismo, y por mor de este control totalitario, las
colas para comprar cualquier cosa son interminables. La escasez de productos es
notoria, pero no pública. Esto conlleva un resentimiento hacia el estado que,
como ya se demostró en la destartalada URSS, acabó con el sistema, que
despilfarraba los fondos públicos en armarse hasta los dientes, pisoteando
además todo tipo de libertades individuales.
Por otra parte, en dicho sistema comunista, el poder
no está en manos del pueblo como dice la propaganda, sino en manos de una
“nomenklatura” privilegiada que ejerce un control asfixiante sobre la
población, no permitiendo el derecho de asociación, ni el pluralismo político,
ni la más mínima crítica y oposición impidiendo, obviamente, la libertad de
prensa, que está en manos del estado, monopolizando toda la información y
censurando todo lo habido y por haber.
En fin, no seguimos porque haríamos el asunto un poco
largo. Este es el sistema que aún anda dando “coletazos” por ahí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario