Como decíamos en la anterior entrega, en ésta daremos un gran salto y comentaremos algo someramente sobre el “Siglo de las Luces” que, como ya saben, fue el siglo X V I I I, denominado así porque se creyó que la razón y la ciencia eran verdades indiscutibles que daría “luz” para conseguir el progreso humano y el “porvenir radiante de la Humanidad”.
Tal nombre fue dado por los que verían en dicho siglo X V I I I un gran esplendor porque, entre otras cosas, los artistas iban de corte en corte y los intelectuales comenzaban a relacionarse entre sí, a la vez que el idioma francés era considerado la lengua universal en el ámbito de la cultura.
Quizá las mejores ideas de este tiempo fueron aportadas por Montesquieu, ( I ), (aunque también Rousseau y Voltaire aportaron las suyas), ideas que se ven en su obra “El espíritu de las leyes”, publicada en 1748, en donde se expone la característica más importante de Europa, como era la organización social y política que se basaba en el ejercicio de la libertad, aunque esto en realidad era una herencia de Grecia.
Según Montesquieu, Europa se caracterizaba por mayor libertad de las mujeres; por haber más sociabilidad y por valorarse debidamente el trabajo.
En el terreno científico, estaban los descubrimientos de Galileo y Newton.
En cuanto a la religión, el francés opinaba que el cristianismo era la creencia que mejor se entendía con los gobiernos de verdadera libertad (de esto no se dice nada ahora), opinando asimismo que las religiones y doctrinas orientales eran camino trillado para las dictaduras y despotismos (de esto tampoco se comenta nada).
En el campo político, consideraba que la actividad económica, ya fuese industrial o comercial, era propia de los Estados libres, diciendo, asimismo, que la economía de los gobiernos dictatoriales y despóticos llevaba al atraso y nunca saldría adelante (de esto tampoco se dice nada).
En la próxima entrega veremos algo sobre Europa ante la Revolución Francesa.
( I ).- Como ya saben, “Montesquieu ha muerto”, según dio en su día el ínclito e inefable Alfonso Guerra.
Continuará.
No hay comentarios:
Publicar un comentario