Después de haber leído el libro “La casta. El increíble chollo de ser político en España”, comentado en este blog con fechas 20 y 25 de enero de este año 2.017, uno hace unas consideraciones que llevan al desánimo y a otras muchas cosas.
Cuando se observan las “figuras” políticas que, por una razón o por otra, están constantemente en el candelero, se da uno cuenta de la cantidad de truchimán y badulaque que hay. El panorama es desolador.
Si se intenta buscar sustitutos para esta “casta”, el resultado es para echarse a temblar: individuos e “individuas” que, en cualquier democracia verdadera y en cualquier país normalmente constituido, no valdrían ni para mirar a ver si vienen.
El caso es que ahí siguen recorriendo el solar patrio, dando "explicaciones" y "argumentos" que, a poco que uno se fije, denotan un clíbano mental de muchos quilates.
Aparte de los políticos de “primera fila”, están los de segunda, que también cortan el bacalao en esta pobre España, a la que desprecian y odian, aunque entre ellos el odio parece que no existe. Pinchen en el siguiente enlace y lo verán:
Pico (beso) entre Pablo Iglesias y Xavier Domenech en el congreso
¿Y qué hace la derecha? Pues lo de siempre: meter el rabo entre las piernas
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