El aumento de las relaciones sociales es la característica más importante, o de las más importantes, de esta época que nos ha tocado vivir. El progreso científico, a la vez que el técnico, han sido los encargados de que esto suceda.
Pero, claro, este aumento de relaciones, con sus ventajas y beneficios, tiene un punto negro: la creciente intervención de los poderes públicos (entiéndase Estado) en los asuntos que pertenecen a lo más íntimo de la persona. Obviamente nos estamos refiriendo a la instrucción y a la educación, que es donde queda más reducido el radio de acción de la libertad individual. Para eso está “La educación para la ciudadanía”, que más bien parece todo lo contrario: "La ineducación para la ciudadanía".
Debido al progreso científico del que hablamos, se utilizan técnicas y métodos que hacen que muchas personas no piensen por sí mismas: los “influjos externos” del imperio mediático se encargan de ello. El asalto a la “superestructura”, que diría Antonio Gramsci, se está llevando a cabo. Como en el caso de la religión, hay que estar atentos porque a lo mejor la campana tampoco nos salva.
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