miércoles, 22 de marzo de 2017

Cristianismo y comunismo ( X I V )


Como decíamos en la anterior entrega, en ésta seguiremos viendo más colaboradores de los citados “movimientos”, en los que, como ya hemos visto, figuran muchos religiosos. Además de los citados en las anteriores entregas, destacan los jesuitas Roger Vekemans y Hernán Larrain, que era el que auspiciaba y proponía la colaboración con el marxismo.


Al amparo del mentado Vekemans, en la Chile de los últimos años de la década de los 60 y de la del 70 del pasado siglo XX, pululaban por allí jóvenes comunistas, tales como Rodrigo Ambrosio, infiltrado en la Democracia Cristiana, así como Marta Harnecker,  ex militante católica y asesora en su día de Fidel Castro, que fue autora de  una manual propagandístico marxista que la destartalada URSS había difundido prácticamente por todo el mundo.

Cuando Salvador Allende Gossens llegó al poder en Chile en 1970, los marxistas consideraron que Roger Vekemans ya no les era útil y abandonó Chile. Se estableció en Colombia y allí publicó un documento que recogía la penetración marxista en la iglesia chilena. Como no podía ser de otra manera fue acusado de agente del imperialismo capitalista y, como no, de agente de la CIA.
También hubo otro jesuita, Javier Domínguez, que muchas veces escondía su pertenencia religiosa, que se dedicaba a estos menesteres hablando del “leninismo católico”.

También hubo curas dedicados a esta tarea. Tal es el caso de Paulino García que escribió una misiva que terminaba: “Sed fieles al marxismo. Su triunfo adelantará la historia”. Evidentemente la historia se “adelanto”, con la caída del comunismo en 1989, veinte años después.

También hubo más gente, como el obispo brasileño Helder Cámara, uno de los grandes defensores de la Teología de la Liberación, que estaba metido en este asunto.

Asimismo, el padre Larrain S.J., cuando se celebró el centenario del nacimiento del monstruoso Lenin, decía que era “un auténtico comunista, con ideas a medida de la Humanidad”. Sin comentarios.

El chileno Antonio Cavalla Rojas (“Tuco” Cavalla), educado en una institución de los Hermanos Maristas, también decía del monstruosos Lenin que era “un ejemplo casi inaccesible”. Sin comentarios también.

Otro jesuita, Manuel Ossa, también era partidario de la “entente” entre cristianos y marxistas. También otro jesuita, el padre Juan Ochagavia, después de un viaje que realizó a Cuba, regresó “emocionado” de lo que allí vio, extendiendo una gran propaganda sobre el tirano y despótico régimen castrista.

En la próxima y última entrega veremos algo sobre la gestación y la expansión del “movimiento” Cristianos por el Socialismo


Continuará. 



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