El vocablo
subliminal, según el diccionario de los “inmortales” de la RAE, se define: “que está por debajo del umbral de
la conciencia”, o también dice “dicho
de un estímulo que por su debilidad o brevedad no es percibido conscientemente,
pero influye en la conducta”. La palabra se compone de “sub”, por debajo,
inferior, etc y de “limen-inis”, umbral. Es decir, la transmisión subliminal
tiene por objeto llegar al “pueblo soberano” por debajo del umbral de la
conciencia, con lo que los receptores son atacados de forma traicionera porque
elimina la capacidad de discernir y de elegir.
Hemos hecho una encuesta entre 200 personas, y sólo un 8 por ciento sabía el significado de la palabra. Intentamos explicar qué quería decir semejante vocablo, y respondían que eso no les interesaba. Hubo algunos que nos dijeron que había cosas más importantes como era ver el partido de fútbol. Sin comentarios.
Los de la internacional de la mentira, del odio y del terror, como saben lo que
“sabe” el pueblo soberano, se aprovechan de la publicidad subliminal para
manejar conciencias y consciencias. Así vemos como dicha publicidad está
machaconamente presente en la vida diaria. No hay nada más que ver la
televisión, emisoras de radio, periódicos, revistas, etc, etc, para darse
cuenta de esto . . . bueno, hay muchos, como quedó demostrado, que ni se
enteran.
La gente no se da cuente que tiene la mente manipulada y que sus conductas
obedecen a esos mensajes subliminales que, lejos de transmitirse para el
beneficio general del pueblo, van dirigidos con una gran carga política, que
hace que “el pueblo soberano” no tenga libertad para elegir lo que desea, a
pesar de que piensa lo contrario, al mismo tiempo que su capacidad de decisión
y su conducta quedan totalmente alteradas y con muchas limitaciones. Así,
mediante la persuasión y técnicas muy estudiadas y elaboradas, se ofrecen al
“pueblo soberano” todo tipo de gangas que van desde incentivos al ahorro,
pasando por trabajar menos, seguridad ante cualquier problema, preferentemente
si es de salud, grandes comodidades, mejoras sociales, etc.
Evidentemente, toda esta gama de mensajes subliminales tendrían que tener algún
tipo de restricción legal y estar regidos por algún código que evitase el
embrutecimiento del “pueblo soberano”. Pero, pedir esto en esta España, ya
saben, es pedir peras a la secuoya, no al olmo
Resumiendo: cualquier mensaje subliminal suele ir acompañado o adjuntado a otro
mensaje normal, pero el primero figura escondido o difuso, con lo que se escapa
a la percepción consciente y, sin embargo, es asimilado o captado por el
subconsciente. Ahí está el asunto, oiga.
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