jueves, 21 de noviembre de 2024

“Auge y caída del PSOE” ( y I I )


 

El título completo del libro es “Auge y caída del PSOE. Una mirada crítica a 150 años de historia”, autor Carlos Javier Alonso, Editorial Digital Reasons, 2024, 442 páginas, incluido “Índice onomástico”. Consta de ocho capítulos todos ellos interesantísimos. De esta obra nada comentan los de la internacional de la mentira, del odio y del terror.

Como decíamos en la anterior entrega, en esta última veremos algo sobre lo que aparece en el Capítulo 5 intitulado “El PSOE durante la Segunda República”, páginas 83 a 112.

En las páginas 91 y 92, se lee lo siguiente:

“La llegada de la República el 14 de abril de 1931 y las rápidas elecciones a Cortes Constituyentes presagiaban lo peor para las relaciones entre la Iglesia y el Estado. Parece que, para el conjunto de la izquierda republicana, la cuestión religiosa se presentó de manera independiente a la situación del clericalismo y a la opinión de los católicos sobre la República. Lo que realmente les molestaba era la presencia del catolicismo en la vida social y cultural.

Algunos de los protagonistas del cambio político eran católicos y habían tenido parte fundamental en el nacimiento de la República, como por ejemplo el presidente del Gobierno, Niceto Alcalá Zamora, quien decía, en su famoso discurso del 10 de octubre de 1931, en el debate de las Cortes, de las disposiciones antieclesiásticas del artículo 26 de la Constitución: Yo no tengo conflicto de conciencia^. Mi alma es hija a la vez de la religión y de la revolución, y la paz de ella consiste en que cuando se mezclan las dos corrientes las hallo acordes en la expresión de una misma fuente, de un mismo criterio, que  la razón lo eleva a los principios últimos y a la fe los encarna en la enseñanza del evangelio. Pero yo, que no tengo problema de conciencia, tengo conciencia ( . . . ). Y ¿qué remedio me queda? La guerra civil jamás ( . . . ). En bien de la patria, en bien de la República, yo os pido la fórmula de la paz”

En el párrafo que sigue, se lee:

“Para ambientar los prolegómenos de la Guerra Civil, vale la pena recordar también el discurso de Manuel Azaña del día 13 de octubre de 1931: Tengo los mismos motivos para decir que España ha dejado de ser católica, que para decir lo contrario de la España antigua. España era católica en el siglo XVI, a pesar de que aquí había muchos y muy importantes disidentes, algunos de los cuales son gloria  y esplendor de la literatura castellana. , y España ha dejado de ser católica, a pesar de que existen ahora muchos millones de españoles y creyentes”.

Después de estas palabras de Azaña, se lee;

“La traducción es clara: el Estado ya no era católico. Esta premisa sería válida si el conjunto delos españoles democráticamente decidiera  que el Estado no fuera confesional. Ahora bien, lo que no tenía sentido era que el Estado se convirtiera en un anticatolicismo, y, seguidamente, en un perseguidor de la Iglesia, privándola de la libertad y sometiéndola al Estado”.

¡Ah!, entre las páginas 355 y 377, figuran los casos de corrupción:

“Operación Madeja”; “Caso Plan 1000”; “Caso Albaida de Aljarafe”; “Caso Vegas del Genil”; “Caso Francis Puig”; “Caso Mediador”; “Caso Pegasus”; “Caso Koldo”; “Caso Begoña”; “Caso David Sánchez Pérez-Castejón”.

Y terminamos dedicando a Su Sanchidad, por aquello del “vínculo luminso”, y por si le contó algo de esto al Papa cuando le visitó, una frase de su correligionario sociata Enrique Múgica, que fue en su tiempo ministro de Justicia:

“La democracia no es el silencio, es la claridad con la que se exponen los problemas y la existencia de medios para resolverlos”.

Pedir esto a esta patulea que nos desgobierna, es como pedir peras no al olmo, sino a la mismísima secuoya.

Como decíamos en la anterior entrega, recomendamos leer este magnífico libro. No tiene ni un ápice de desperdicio. Es muy bueno para recuperar las memorias “histórica” y la “democrática”.



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