Este tiempo del “okupa” de la Moncloa, es de lo más
deprimente, triste lúgubre y sombrío. Con sus anacronismos y sus ruidosas e
inanes actuaciones, nos quiere transmitir que no está sucediendo nada, aunque
nada de lo que debiera pasar está pasando, y que a lo mejor pasará, ya que una
gran mayoría de españoles desea, anhela y ansía que comiencen a pasar cosas,
cosas obviamente buenas.
Ya decía Miguel de Unamuno en “Las luchas de nuestros días. La res humana” aquello de que:
“ . . .Y hoy vemos que la personalidad humana se está disolviendo en
la realidad selvática, prehistórica ó intrahistórica. Las luchas de nuestros
días, que diría Pi y Margall, van tomando un terrible carácter de piaras, de
cosas, de reses, en su más estricto sentido. Ni siervo ni amo son
personas ya”.
Mucho se habla de
sociología. Pero, claro, el “pueblo soberano” no se da cuenta que este tipo de
“sociología”, lo trata como si fuera una rata de laboratorio, por no decir
cosas peores.
Inmanuel Kant hace más
de doscientos años decía:
“Yo concibo un político moral, es decir, uno que
considere los principios de la prudencia política como compatibles con la
moral; pero no concibo un moralista político, es decir, uno que se forje una
moral ad hoc, una
moral favorable a las conveniencias del hombre de Estado”. También decía:
“Estos hábiles políticos se ufanan de poseer
una ciencia práctica; pero lo que tienen es la técnica de los negocios, y
teniendo en sus manos el poder que por ahora domina, están dispuestos a no
olvidar su propio provecho y a sacrificar al pueblo y, si es posible, al mundo
entero.”
Una de las bases del
ascenso al poder de estos ineptos, es la contestaria muchachada “berreante” y “pateante”
(la mayoría de ella “ni-ni-ni”, es decir, ni trabajan, ni estudian ni lo
intentan. Como ya hemos dicho en otra ocasión, conocemos a una veinteañera “ni-ni-ni”
que dice que va a votar a Podemos porque quiere comprarse un “Mercedes”),
muchachada que se rasga las vestiduras por reconocer y asumir el “ideal” que
más convenga e interese a su provecho.
Dichos ineptos del
poder inventan cosas para que nadie entienda nada, con el objeto de que campe
por sus respetos una “política” para que se hagan preguntas azoradas ofuscadas
y desorientadas, amén de afirmaciones pedantes y “científicas”, usando un
vocabulario y una semántica conveniente a los principios de los mentados
ineptos.
Por otra parte, el
enorme poderío de los “mass-media”, que controlan y descontrolan, según cuadre,
sirve para aupar y poner en la “pole position” a quien convenga. Sublime, oiga.
Los currinches de turno se encargan de esto.
Después, y según
convenga también, esta muchachada va a manifestaciones y protestas, siendo
conducida y pastoreada sin saberlo. Para eso están la prensa, el cine, “er
furbo”, la telebasura y los “famosos”. Todo radiante y milagrero.
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