miércoles, 1 de noviembre de 2023

Sobre el diálogo


 

Según el Diccionario de los “inmortales” de la RAE, la palabra diálogo tiene varias acepciones. A saber:

a).- “Plática entre dos o más personas, que alternativamente manifiestan sus ideas o afectos”.

b).- “Discusión o trato en busca de avenencia”.

c).- “Diálogo de besugos. Conversación sin coherencia lógica”

d).- “Diálogo de sordos. Conversación en la que los interlocutores no se prestan atención”.

Dicho lo anterior, y como ya saben, esta palabra se usa con frecuencia por la costosa casta política no para buscar avenencia, sino para todo lo contrario. Esto está sobradamente demostrado.

Como ya saben también, el “dialogante” Pablo Iglesias actual dijo en su día que para “afrontar el conflicto catalán tiene tres componentes: diálogo, diálogo y diálogo”, diciendo que el tal diálogo era una “obligación de los políticos”, a la vez que hablaba de la incapacidad de la derecha para el diálogo.

La verdad es que este diálogo del “podemita” lo que persigue es negociar “el derecho de autodeterminación y amnistía”, Torra dixit.

Si efectivamente se es partidario del verdadero diálogo, ¿por qué socialistas y comunistas quieren investigar los crímenes del franquismo, y no los de ETA, o los cometidos por los rojo-republicanos durante la Segunda República? Esto quedó demostrado en enero de 2020: el PPSSOOEE votó en contra de una resolución del Parlamento Europeo para investigar los asesinatos de la banda terrorista, asesinatos que son un auténtico genocidio, pues las víctimas eran eliminadas por el simple hecho de ser españoles.

Claro que a lo mejor este tipo de “diálogo” es de tipo “apagógico” ( I ), oiga, es decir, un diálogo que excluye o refuta tesis expuestas que van contra lo que se persigue, ya sea de tipo económico, social, político, deportivo, etc, etc. Quizá también pueda ser un diálogo de besugos o de sordos.

 ( I ) .- Curiosamente esta palabra no figura en el Diccionario de los “inmortales” antes mencionado, figurando nada más y nada menos que en los “Diálogos” de Platón. Demencial, querido Watson, no elemental.



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