Como decíamos en el artículo anterior, había un pedante
marxista infumable que nos criticaba por nuestros escritos. Después de haber
leído varios artículos de este individuo, llegamos a las siguientes
conclusiones:
I).- Era un paupérrimo articulista aficionado.
I I).- Tenía una mente cuadriculada y dogmática, viendo
las cosas en blanco y negro.
I I I).- Era prepotente, pedante, petulante y engreído,
enfocando bajo los mismos esquemas y criterios, cualquier asunto.
I V).- Cuando
escribía sobre personajes y hechos, lo hacía con gran incoherencia e
inconsecuencia, ya que empleaba códigos distintos, no admitiendo briznas, y sin
embargo, tragando camellos.
V).- Era incapaz de analizar imparcial y objetivamente,
ya que estaba bajo la presión y opresión de unas ideas tendencialmente
dictatoriales que no admiten ni libertades ni discrepancias, y sí bozales y
grilletes. Y, a pesar de todo esto, se maquillaba de demócrata y republicano.
V I).- El sentido
común, punto de partida elemental de cualquier razonamiento, lo tenía infectado
por una teoría tosca y decimonónica.
V I I).- Tenía la presunta certeza en todo lo que escribía,
propia del filosofillo vano, neófito y atrevido.
V I I I).- Como defensor de un credo desmoronado,
extinto e impopular, destilaba un veneno amargo y una ortodoxia intransigente.
I X).- Sus comentarios eran siempre sesgados.
X).- Era propenso a afrontar cuestiones candentes sin
descubrir el panorama en el que se inserta el punto polémico.
X I).- No aceptaba
la opinión ni la discrepancia de verdaderas autoridades sobre ciertos temas.
X I I).- Su estilo de crítica era facilón, populista e
inmaduro.
X I I I).- Quería transmitir la impresión de que se
preocupaba por diversos temas, pero cometía el error de atraerlos a su manera
de pensar.
X I V)).- Tenía meteduras de pata, de las cuales no se
retractaba, a pesar de que se lo hayan advertido públicamente.
X V).- Odiaba mucho, aunque decía lo contrario.
X V I).- Sus opiniones eran simples y primarias.
X V I I).- Divulgaba ideas basadas en falsedades,
tergiversaciones o medias verdades.
X V I I I).- Tenía aterradora facilidad para admitir lo
que “se dice” y darlo por bueno.
X I X).- Cuando un asunto no le convencía, vertía una
capa de mentiras, distorsiones o medias verdades.
X X).- El virus ideológico del que estaba infectado, le
producía tal pasión, que le quitaba el conocimiento.
X X I).- Como
fanático, tendía a desplazar la realidad por sus ideas, y juzgaba a todo el
mundo por lo que pensaba.
X X I I).- En vez de usar la palabra para aclarar lo
oscuro y desenturbiar lo confuso, la empleaba para enredar más las cosas,
debido a sus prejuicios ideológicos.
A este individuo venían muy bien las palabras de William
Drummond “el que no quiere razonar es un fanático; el que no sabe razonar es un
necio; el que no se atreve a razonar es un esclavo”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario