Como decíamos en la anterior
entrega, en ésta veremos algo sobre lo que decía propaganda comunista acerca
del “modus vivendi” del proletariado. Todo farsa y mentira.
En dicha propaganda, dirigida
para ampliar y robustecer la ofensiva mundial del comunismo, se hablaba de los
elevados salarios, así como la construcción de viviendas, reducidas jornadas de
trabajo, etc, etc. La realidad era completamente distinta ya que, después de
grandes sacrificios, tanto de recursos como de vidas, los trabajadores rusos no
sobrepasaban el nivel de vida anterior a la guerra, siendo su situación laboral
y social, muy inferior al mundo capitalista al que tanto odiaban y odian.
“Frente a los sanatorios y mansiones para obreros, etc,
de algunas ciudades, tenemos centros fabriles donde los asalariados se alojan
en grandes grupos, como en las peores épocas. En ciertas explotaciones, como
las de Bakú, mientras los burócratas y directores técnicos extranjeros obtienen
buenas retribuciones y viven rodeados de comodidades, los proletarios no
comunistas reciben jornales insuficientes y se albergan en habitaciones
miserables, llevando una existencia dolorosa de parias.
El obrero ruso se siente agobiado por la pobreza. Su
reducido salario apenas le permite vivir. Los sindicatos no le protegen. Se han
convertido en instituciones burocráticas, a costa de las cuales prospera una
multitud de funcionarios comunistas, que dilapidan sus fondos” ( I )
( I ).- Fuente: “El
imperio soviético”, autor
Dionisio R. Napal, Editorial Stella Maris, Buenos Aires, setiembre de 1932,
páginas 168 y 169.
En la próxima entrega veremos
algo sobre el miedo de los trabajadores al decir la verdad de la situación.
Continuará.
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