Los de
la internacional de la mentira, del odio y del terror, valiéndose de los
“idiotas útiles, que diría el monstruoso Lenin, siempre han inculcado, e
inculcan, el mito de que la izquierda es generosa, magnánima, caritativa,
justa, culta, sembradora de libertad etc, etc., inculcando también que la
derecha es egoísta, mezquina, avara, envidiosa, déspota, autócrata, opresora,
intolerante y demás lindezas de siempre.
Todo esto proviene, de forma subliminal, de Antonio Gramsci, del que ya hemos hablado varias veces en este blog, con su “rivolta culturale”: ya saben, los “mass-media” en poder del Estado para atontar al “pueblo soberano”.
Pero
el mito es lo que es: fábula, leyenda, quimera, cuento, etc, etc, pero esto no
es óbice, ni valladar ni cortapisa para que se cuenten historietas, no
historias, con el objeto exponer y explicar determinados acontecimientos y
circunstancias.
Los
mitos, como pueden comprobar en los artículos intitulados “La mitología y la
política”, suelen ser divinos, fastuosos, sublimes, amén de ser alegres,
fascinantes, atractivos, etc, cosas estas que hacen que el “pueblo soberano”
quede obnubilado y embelesado, mejor dicho, atontado, lo que hace que se
prefiera no saber los verdaderos hechos. Para eso están “la memoria histórica”
del Bobo Solemne, y la “memoria democrática” del impresentable Pedro Sánchez.
En
fin, como dice la muletilla usada por muchos, muchas y “muches”, esto es lo que
hay.
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