Y seguimos con la influencia soviética sobre la II República española que, como ya hemos dicho varias veces, se sigue omitiendo por los “historieteros” de ahora.
Después del verano de 1934, y después también del afirma del pacto entre Francia y la URSS, la Komintern cambió su política. Tanto fue así, que los comunistas tomaron parte en la revolución de Asturias de 1934, aunque más que revolución se podría llamar alzamiento.
Durante el tiempo que siguió a las elecciones y a la firma del citado pacto con
el Frente Popular, la política de los comunistas tenía dos objetivos: obedecer
la política extranjera del criminal Stalin, y aumentar sus efectivos en la
España de aquellos tiempos.
Los socialistas, según conviniera, se llevaban bien o mal con los comunistas.
Así, por ejemplo, de forma jocosa decían: “Votad por los comunistas
para salvar a España del marxismo” ( I )
Como no podía ser de otra manera, los comunistas querían aprovecharse de la
situación revolucionaria que ellos mismos creaban, para influir en el acontecer
de aquella España.
Pero tenían un gran inconveniente, ya que tanto socialistas como anarquistas
tenían en sus manos a prácticamente todos los trabajadores, estando muy
estrechamente vinculados al sindicato.
Como no podía ser de otra manera también, los comunistas engañaban a los
trabajadores diciéndoles que ellos tenían una gran experiencia para llevarles a
la gran revolución triunfante, diciendo también a empleados y profesionales,
que ellos eran los predestinados para llevar a cabo dicha revolución, y que
todo aquel que les votase y les apoyase “estaba seguro de obtener un
buen empleo” ( I )
( I ).- “Los documentos de la primavera
trágica. Análisis documental de los antecedentes inmediatos del 18 de julio de
1936”, autor Ricardo de la Cierva, Editorial Secretaría General Técnica,
Madrid 1967, páginas 368 y 369.
¿Figurará algo de esto en la “memoria democrática” de “Su Sanchidad” y de Sor
Yolanda?
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