Como ya saben, nos gusta
recuperar la “memoria histórica”, pero la reciente. Y lo haremos en varias
entradas sobre el tema del cambio climático. Vamos a ello.
Se acordarán ustedes de la
falta de suministro eléctrico que padecieron Sevilla, Cádiz y Huelva allá por
el verano del
En la mencionada Carta del
Presidente se podían leer datos apabullantes: la industria nuclear de Europa tenía
ocupadas a 400.000 personas y, a su vez, generaba el 35 % de la energía
eléctrica, bastante superior a la producida por el carbón (26 %), por el gas
(18 %) y por la hidráulica (13 %). Todo esto lleva a que los nueve reactores
que había en España, nos hayan permitido ahorrar una cantidad superior a los
mil millones de euros anuales en importación de gas y petróleo.
En otro apartado del informe
se dice que las 439 centrales nucleares que hay en el mundo han producido,
durante el año 2003, el 17 % de la electricidad consumida.
También dice el informe que,
en los últimos diez años, se ha evitado la emisión a la atmósfera de 2.500
millones de toneladas del dañino y perjudicial CO₂, productor del efecto
invernadero y que en aquellos momentos estaban en construcción 31 reactores en
las zonas de expansión económica del sudeste asiático
Pero es igual, oiga, aquel
desastroso gobierno del PSOE siguió en sus trece en lo que se refiere al
progresivo desmantelamiento de las centrales nucleares, con lo que el futuro
próximo será más que problemático, ya que dependemos del gas y del petróleo
importados de regiones en constante conflicto ¿Cómo se resolverá el problema
del aumento de la demanda que se producirá inexorablemente en los próximos años?
De los 10 nuevos países que ingresaron
en
A pesar de todos estos datos,
aquel estúpido Gobierno seguía apostando por las energías renovables, siendo la
eólica la más deseada. Unos datos bastan para demostrar la insensatez de
apostar por tales energías. En Junio de aquel verano, con 40º C en casi toda
Andalucía y en buena parte de España, se produjo un máximo histórico en la
demanda eléctrica al llegarse a los 37.000 megavatios, circunstancia que motivó
los apagones que recordarán. En tal situación hubo que recurrir a la energía
eólica, la cual introdujo en el sistema eléctrico la ridícula cantidad de 130
megavatios ¿Alguien se puede creer que a esas temperaturas tan elevadas pueda
soplar aire?
Miguel Muguiro, prestigioso
ingeniero responsable del área de energía en España, dijo en su día que “España tiene ahora grandes dificultades
para satisfacer la demanda, ya que con Kyoto sólo hay dos posibilidades: las
renovables y las de ciclo combinado. Las primeras nos parece que tienen un
coste importante y las de ciclo combinado implican una dependencia exterior que
resulta preocupante”.
Con el barril de petróleo por
las nubes, los costes por megavatio/hora
en las centrales de carbón y gas, se dispararán.
Hubo un ministro de Industria
socialista, que, recurriendo a la carnaza populista y a la manipulación de la
ignorancia que se tiene sobre el tema, dijo que la culpa “reside en las escasas inversiones que se hicieron en una determinada
época”. La demagogia es notoria ¿Acaso las empresas eléctricas tienen algún
interés en provocar apagones? Lo que sucede es que la demanda eléctrica ha ido
aumentando gracias al crecimiento reciente del PIB de una “determinada época”.
El científico inglés James Lovelock, defensor ecológico donde los haya, es partidario de la energía nuclear para evitar el cambio climático. A tal efecto dice que las energías solar y eólica no son realistas. El poder nuclear es la única solución práctica para el calentamiento global, pero ha habido una reacción histérica al respecto. Refiriéndose a las causas del calentamiento global, Lovelock manifestó que si hay un incremento en el uso del carbón el problema empeorará más y más. Los franceses han sido muy inteligentes al conseguir toda su energía de las fuentes nucleares. (Declaraciones del científico en el diario “La Nueva España” de fecha 13 de Junio de 2.004).
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