jueves, 16 de marzo de 2023

Totalitarismo comunista y “1984” ( I )


 

En su obra “Homenaje a Cataluña”, (libro comentado en este blog con fechas 3, 6, 11, 17 y 22 de setiembre de 2017), Orwell comentó sus experiencias en la guerra civil española, entre las que destaca que fue herido en combate. Dicha obra fue rechazada por los editores americanos e ingleses por ser una crítica del comunismo.

A partir de este momento, Orwell se dedicó por entero a contar la desnuda y terrible verdad sobre la URSS, verdad que ningún escritor e historiador de la época se atrevieron a contar: más bien la ocultaban o la distorsionaban.

A pesar de que la URSS durante la II Guerra Mundial era aliada de las democracias para derrotar a Hitler, no por esto cejó en su empeño. Todo lo contrario: sus ataques se intensificaron, como lo demuestra su obra “Rebelión en la granja”, (comentada en este blog con fecha 4 de noviembre de 2018), escrita cuando la guerra estaba terminando en la que, mediante una extraordinaria fábula, narraba cómo se desarrollaba la vida en la derrumbada Unión Soviética. Como no podía ser de otra manera, de nuevo tuvo dificultades para publicarla.

Orwell era socialista. Veía en el comunismo un pervertidor del socialismo ya que, en vez de luchar y crear el sueño socialista de igualdad y libertad, los comunistas habían creado un sistema despótico, cruel y despiadado al estilo de las peores tiranías al monopolizar el poder político, monopolizando también todos y cada uno de los aspectos de la vida de las personas: la familia, la religión, las artes y ¡cómo no!, la economía y la mente. Resumiendo: poder total y absoluto.

Y ya como última advertencia del totalitarismo comunista, al final de su vida (murió de tuberculosis en 1.950 a la edad de 46 años) escribió su obra más famosa: “1 9 8 4”, editada en 1.949. Este libro lo tenemos comentado en este blog con fecha 4 de febrero de 2019.

La aparición de este libro causó una verdadera y gran conmoción no sólo entre el público, sino entre los intelectuales y críticos de la época. Así, uno de ellos diría: “la más aterradora advertencia que haya publicado jamás un hombre”.

Orwell creía en la libertad de expresión, cosa que no existía, ni existe, en ningún país comunista. Decía que mientras se mantuviese la mencionada libertad de expresión, la “nueva aristocracia”, no podría dictar lo que era verdad y lo que era mentira, ya que con libertad las mentiras, omisiones, distorsiones, embelecos, etc, se podían contrarrestar con pruebas, argumentos y razonamientos. De aquí deducía que el peligro estaba en que se adueñase del poder un grupo que, empleando la tecnología moderna, dictase la versión de los hechos para adaptarlos “a la realidad”

¡Quién iba a decir que las predicciones de Orwell iban a ser cumplidas al dedillo en la España del “zapaterato” y en la actual del “sanchismo”! Porque, ¿acaso no hay ahora la “nueva aristocracia” que, gracias a los potentes “mass-media”, gracias a su influencia en universidades, colegios y centros de enseñanza, nos dicta lo que es verdad y mentira, realidad o fantasía?

Orwell, sin embargo, tuvo un fallo: nunca previó que todo esto que acabamos de decir llegase a realizarse mientras las personas siguieran siendo libres porque, como decimos, no previó que el “pueblo soberano” llegase al grado de estulticia e incultura como la que impera hoy en España.

¡Quién le iba a decir a Orwell que cinco años más tarde de “1984”, es decir, en 1.989, la Unión Soviética se iba a derrumbar como un edificio con carcoma!

 Continuará.



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