viernes, 3 de marzo de 2023

La verdadera Historia, no la “memocrática” ( I )


Decía un pedante marxista infumable, que sólo sabía copiar y pegar, que durante la I I República “la quema de iglesias y conventos fue a causa de una provocación monárquica y en ella participaron no sólo provocadores pagados por la oligarquía, sino también el mecánico Rada . . .”

Vamos a repasar frases, comentarios, gritos y cantos que se escribían o se decían sobre la religión, procedentes de la doctrina marxista.

 “No hay más Mesías que la clase obrera que traerá la redención del mundo, luchando contra los hijos en las tinieblas, los burgueses. La explotación del trabajador es el pecado original. La sociedad del futuro es el reino escatológico, en que pacerán juntos corderos y lobos, y la tierra no dará espinas sino frutos suculentos. La organización proletaria, el Partido son el pueblo de Dios en marcha hacia ese reino mesiánico. La fábrica es el pueblo; el trabajo, la oración”. (Carlos Marx)

 En el año 1.917 se celebró en Moscú el llamado “Juicio del Estado Soviético contra Dios”, presidido por el comisario de Instrucción Pública Anatoli Lunacharsky. El tribunal decretó a Dios culpable de los cargos imputados, por lo que se le condenó a muerte. La sentencia fue ejecutada por medio de una salva de fusilería dirigida al cielo.

 “La liquidación del cristianismo tiene que estar terminada en Rusia para 1.980”. (Kruschev, 1.962).

 En cuanto a los tiempos de aquella nefasta República, le preguntamos al pedante:

 ¿Quiénes cantaban “si los curas y frailes supieran . . .? ”

 ¿Quiénes gritaban “¡Matailos que son curas!”?

 ¿Quién dijo en el Parlamento “todos los conventos de España no valen la uña de un republicano”?

 ¿Quiénes decían “los niños a Rusia; los fascistas al paredón de la checa; las clases explotadas a las alcobas con perfume; LOS CURAS AL SEPULCRO; los contratos al fuego”?

 ¿En qué periódico, de 29 de Abril de 1.937, aparece “¡Vaya, ya están en función las damas catequistas! ¡Y los miembros de la Compañía de Jesús. ¡Y cómo se parecen los unos a los otros, cuantos cultivan el jesuitismo!”.

 ¿Quiénes tirotearon el monumento al sagrado Corazón de Jesús en el Cerro de los Ángeles?

 ¿A qué se dedicaba José Antonio Balbontín desde los balcones de Gobernación?

 ¿Quién dijo “. . . la labor profundamente ennoblecedora de arrancar a la mujer de las garras del clericalismo”?

 Con Azaña en el poder, Ramos Oliveira decía: “En las ciudades ardían otra vez conventos e iglesias, se propagaban las huelgas violentas y se acometían a tiros las facciones políticas, a veces dentro de un mismo partido o en el seno de la clase trabajadora”. “El proletariado asaltó los Centros políticos de la reacción y tornó a quemar iglesias y conventos”. El autor pro-republicano Gabriel Jackson, manifestaba que el “Gobierno está desbordado”.

 Arturo Barea, novelista de izquierdas, decía en su trilogía “La forja de un rebelde”:

 “Unas cuantas iglesias ardían. La escuela Pía estaba ardiendo por dentro . . .” “Estaba convencido de que la Iglesia en España era un daño que había que corregir, pero a la vez me rebelaba contra esta destrucción estúpida”.

 ¿Quiénes fueron Silverio Castañón, Fermín García “el Casín”, Ceferino Alvarez, José López “el Gallego”? Pues rojos como usted, señor pedante que, entre otros actos vandálicos y repugnantes, fueron los responsables de los asesinatos de los Hermanos de las Doctrina Cristiana de Turón en octubre de 1934, así como de un padre pasionista.  En fin, se podría seguir escribiendo y escribiendo.

 Como puede verse, la quema de iglesias y conventos no fue una “provocación monárquica . . .”. Fue obra precisamente de los partidarios de la ideología del mentado pedante, al que le aconsejamos que, para conocer nuestra Historia más reciente, hay que dejarse de catecismos ideológicos y procurar analizar y cotejar las distintas fuentes históricas, no leyendo sólo los libros publicados por la Editorial Progreso de la destartalada URSS, editorial desaparecida en 1991.

 ¡Ah!, recordamos al mentado pedante una frase de su admirado Lenin:

 “Toda referencia a Dios es un autovómito despreciable”.

 Continuará.



 

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