domingo, 29 de enero de 2023

Monsergas, populismos y engaños


 El potencial de las palabras, mal empleadas y con fines políticos, actúan sobre “el pueblo soberano” de acuerdo con consignas preestablecidas, según se le quiera aletargar, aborregar o “despertar”. Por eso, el control de los medios de comunicación es importantísimo. Ya lo decía Gramsci.

A poco que se observen las actuaciones de la casta política, se da uno cuenta de que lo que se le dice a la gente, nada tiene que ver con la realidad por la que atraviesa no solamente España, sino el mundo entero, ya que la auténtica verdad queda enmascarada, subsumida y enterrada bajo toneladas de mentiras. Por ejemplo: se nos vende la imagen de que estamos en una sociedad democrática y que los “ciudadanos” (suponemos que los “aldeanos” también), tienen la capacidad y la libertad suficiente para resolver sus propios asuntos sin que el Estado se inmiscuya en nada. Mentira. También se nos dice que los “mass-media” son libres e imparciales. Mentira también.

 Lo que realmente pasa, y no nos lo dicen, es que dicha casta política, es como una auténtica élite que decide y programa cuáles son los intereses de la sociedad porque sabe lo que nos “conviene” a todos. Para eso están los medios más “ad hoc” al régimen: para convertir al “pueblo soberano” en un auténtico rebaño, que de vez en cuando se desmana, brama y arrolla.

 A este rebaño, debidamente domesticado, se le repite machaconamente, como decíamos antes, aquello de que estamos en una democracia y no en un estado totalitario, claro que cuando se trata de un totalitarismo marxista no se dice ni pío. Para que esta domesticación sea efectiva y surta los efectos esperados, se recurre a otro truco muy sibilino: tiene que haber “consenso”, y si no lo hay, se fabrica. Y a los que no entren por el “consenso”, se les dan unos golpes con la cachiporra de la mentira, de la difamación, de la marginación, de la exclusión, e incluso, se les vetan o censuran sus escritos en la prensa escrita.

 Cuando el “pueblo soberano” empieza a darse cuenta de que los problemas que se plantean en la vida diaria, tales como puedan ser los de educación, drogas, elevado paro, delincuencia, criminalidad, enfrentamientos sociales, situación económica desastrosa, etc, entonces es cuando hay que desviar la atención del rebaño sobre estos asuntos y  es cuando surgen todos esos “eventos” que hacen que la masa se distraiga: fútbol hasta emborracharse, culebrones, telebasura, con sus correspondientes nigromantes, quiromantes, amén de tabalarios y tetas liposuccionadas, etc, etc,

 Y para terminar, hay que buscar un enemigo constante y permanente. Para esto no hay nada mejor que falsificar la Historia y “programar” la telebasura.  Se dice al rebaño que cuando se ataca o se destruye a alguien, es porque se le quiere proteger y se le cuenta una sarta de mentiras descomunales.

 Con la “telebasura”, ya sabemos lo que hay: viendo imágenes “fuertes”, espectaculares y violentas, se consideran suficientemente informados y se permiten opinar. Además, hay algo más subliminal y sibilino: son los “informativos” que, aunque parezca mentira, están hechos más para distraer que para informar, intentando implantar el pensamiento único, o ideología dominante, que cuenta con la “policía de información” y la implanta como si unas nuevas Tablas de la Ley se tratasen.

 En fin: las monsergas, populismos y engaños de siempre.



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